Línea Proletaria

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NUEVA WEB POR LA RECONSTITUCIÓN DEL COMUNISMO. ¡DESARROLLEMOS LA LÍNEA PROLETARIA! ¡VIVA LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!

viernes, 23 de octubre de 2009

Debate sobre la Unión Soviética. V

Para ver intervenviones de nuestrxs camaradas:
http://ujc-madrid.org/Foro/index.asp?seccion=verpost&id=2134&idref=2&pagina=2
http://www.nodo50.org/gaztekomunistak/foro/viewtopic.php?t=489

APOLOGIA DEL MADE IN CHINA
En el desarrollo del debate del Espacio Rojo nº 14 surgió en el foro de Gazte Komunistak una pequeña polémica en torno a China. Y decimos pequeña en cuanto a extensión pues nos parece una de las grandes cuestiones pendientes del movimiento comunista, sobretodo del europeo, que es 1º el estudio de las aportaciones al marxismo-leninismo de la China revolucionaria, la Guerra Popular y la Revolución Cultural Proletaria y 2º el estudio revolucionario, es decir alejado de toda línea oportunista, de la China revisionista.
La cuestión de la actual China es simple, no hay mayor ciego que el que no quiere ver. China es un Estado en el que a 60 años del triunfo de la Revolución las relaciones capitalistas son cada vez mayores y en todos los niveles. En nuestra última aportación al debate, mencionábamos a Mao y a su crítica a Stalin y a la URSS, de la que por cierto desconfía el camarada “Kaich” puesto que “Mao y Stalin eran amigos” (curiosa forma de entender la lucha ideológica). Mao indicaba que lo primordial era desarrollar la lucha de clases frente al excesivo acento que ponían en la URSS al desarrollo de las fuerzas productivas. Al igual que en la URSS esta teoría de las fuerzas productivas tuvo sus defensores en China que tras desaparecer Mao y de la mano de Deng Xiaoping se apresuraron a instaurar el capitalismo hasta convertir, en nuestros días, a China en una potencia imperialista. En China impera ahora el capitalismo salvaje, con un retroceso inmenso de los derechos de los trabajadores, que ya no son observados como sujeto revolucionario sino como objeto, como mercancía. Buscar el socialismo en China es como buscar una aguja en un pajar, es engañarse a uno mismo y sobre todo y lo que es peor a los demás. Intentar defender a los enemigos del proletariado chino desde las obras escritas por Lenin, Marx o cualquier comunista es caer en lo más bajo del oportunismo. El compañero “Kaich” se remite incluso a nuestro Espacio Rojo para la defensa de la China capitalista, pues mentamos la defensa que Lenin hace del capitalismo de Estado en la Rusia de 1918. Extrapolar la situación de la Rusia de 1918 a la China de los años 70 solo demuestra dogmatismo y pereza mental.
En 1966 comienza en China la Gran Revolución Cultural Proletaria cuyo fin era eliminar todos los elementos políticos, ideológicos y culturales “de la superestructura que no corresponden a la base económica del socialismo, a fin de facilitar la consolidación y el desarrollo del sistema socialista”. Esto suponía poner en manos de las masas la construcción del socialismo algo que ya se tenía claro en 1960, fecha en que Mao escribe sus “Notas de Lectura acerca del Manual de Economía Política de la Unión Soviética” y en el que, acerca de la situación del campo sostiene que: “Un gran desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad no es posible si no hay previamente transformación de las relaciones de producción”. Esta idea es la contraria a la que se seguía en la Unión Soviética, que ya expusimos en nuestra anterior carta donde el aspecto principal del desarrollo se puso en las fuerzas productivas y no en la lucha de clases. Pero en China la educación de las masas se situó en primer término como muestran las distintas campañas emprendidas por los revolucionarios para contrarrestar el crecimiento de los dirigentes que querían la vuelta al capitalismo: En 1960 el Ejército Popular de Liberación retorna a su concepción guerrillera de unión con las masas poniendo sus energías en la elevación ideológica y política del combatiente frente a la forma tradicional de los Ejércitos burgueses en los que priman las grandes unidades alejadas de las masas y puestas contra ellas. (Esta “vieja” forma de Ejército es la que tiene hoy China). En 1963 se inició el Movimiento de Educación Socialista, en el 64 la campaña aprender del ejército popular en la que saldría a la luz la famosa recopilación de citas de Mao denominada “Libro Rojo”, que tras la subida al poder de Deng Xiaoping y su tropa de usurpadores, caería en el ostracismo. Pero a pesar de todo esto, del énfasis que se puso en la lucha de clases, los revisionistas acabaron subiendo al poder al igual que en la URSS demostrando que, por desgracia, la URSS y China han seguido el mismo camino aunque al camarada “Kaich “le parezca que este camino es correcto.
En China el proletariado no ejerce su dictadura de clase, la política imperialista de ese país no es subscrita por su proletariado que es el principal sufridor de esta. Mentando el concepto de imperialismo aconsejamos a este camarada a que repase lo que Lenin escribió al respecto puesto que el imperialismo no es simplemente invadir países, también consiste, e incluso él lo dice, en “colonizar con sus empresas” algo que China si hace a pesar de que “Kaich”, y otros muchos, no lo vean o no lo quieran ver. El último ejemplo del carácter imperialista de China es esa especie de alianza o intercambio accionarial entre los ladrones de Telefónica y China Unicom, para repartirse el saqueo de los países oprimidos. Y como seguro que muchos todavía no lo ven pondremos como ejemplo el empeño que China tiene en explotar los recursos naturales de América Latina y África al igual que hace Repsol: Zijin Mining empresa minera China pretende instalarse en Perú para explotar oro. CrownAmeric Development empresa minera de capital chino extraerá bauxita en Paraguay. La CNPC, petrolera estatal china, extraerá petróleo en Costa Rica y Venezuela etc. etc. etc. El Estado chino en alianza junto con varios gobiernos africanos creó hace unos años el Fondo China-África que además de servir para el desarrollo de las infraestructuras en estos países servirá para la extracción de petróleo, gas y minas en el continente africano para beneficio de la burguesía china y africana.
China que en tiempos de la Revolución liberó a Tíbet del feudalismo, utiliza ahora una política internacional más acorde a sus intereses socialimperialistas. Hace tan solo unos años, cuando el Partido Comunista de Nepal (Maoísta) estaba en Guerra Popular contra el Estado nepalí, China se declaró a favor del Estado nepalés mientras ambos afianzaban sus relaciones comerciales: “China apoya los esfuerzos de Gyanendra y del gobierno nepalés para vencer a los rebeldes anti-gobierno, dijo Jiang (dirigente del gobierno chino), agregando que su país se opone y condena toda la violencia y las actividades terroristas.” (10*)La Guerra Popular siguió avanzando, el poder semi-feudal decaía en Nepal y los chinos bascularon hacia el neutralismo declarando que su oposición a la Guerra Popular se basaba en que esta provocaría una mayor presencia militar de los EEUU en la zona. El tiempo pasó, el gobierno fue derrocado, eso sí los maoístas cambiaron la Guerra Popular por la alianza interclasista, y China era ya animosamente aliada del nuevo gobierno nepalés pues este no pensaba cambiar los tratados con China sino ampliarlos. Esta es la vieja táctica de la “accidentabilidad de las formas de gobierno” de los imperialistas y de las castas privilegiadas de otros tiempos, como la Iglesia católica en España: les da igual quien gobierne mientras no toquen sus intereses, no dudarán en derrocar a un gobierno si este trastoca sus planes.
Pero tras esta breve y simple argumentación tal vez se nos espete que esto son chorradas o incluso que muestran la solidaridad internacionalista del PCCh que además dice ser marxista-leninista, (en concreto “pensamiento Mao y teoría Deng Xiaoping”, que es como decir pensamiento Lenin y teoría Jruschov).
Pero los hechos son testarudos y demuestran que en China no hay marxismo-leninismo, sino una dictadura burguesa contra el proletariado. A pesar de sostener una bandera roja, también la tenían Breznev y cia en la URSS, es el terror blanco del imperialismo chovinista el que domina en China. El que la mayoría de organizaciones comunistas dejen la puerta abierta al “haber que pasa”, como si no fuesen suficientes 30 años de ataques contra el proletariado, e incluso mantengan buenas relaciones (como nuestra propia organización) con los “camaradas chinos” es solo una muestra de hasta qué punto es necesaria la lucha de dos líneas dentro del Movimiento Comunista para eliminar todo el revisionismo que durante décadas llevamos cargando a nuestras espaldas. Conectando con este debate un camarada del foro de Gazte Komunistak colgó un texto del tan respetado PTB editado por Etudes Marxistes en 2003. Se trata de un informe realizado por el PTB tras visitar China en 2003. En él los belgas eluden la crítica a China argumentado la falta de conocimientos sobre la realidad del país, aunque llegan a mostrar su temor porque ¡en el futuro! la ideología burguesa pueda ganar terreno en China. Postura aun más clara en cuanto a la cuestión china la encontramos en el Mundo Obrero del PCE. En él, el marxista español José Sarrion dedica una oda al desarrollo de las fuerzas productivas en China que “ha sustituido al debate sobre el socialismo”. Mientras, carga tintas contra la Revolución Cultural Proletaria a coro con la burguesía internacional y sobre todo con el revisionismo gubernamental chino. Y es que es natural que el revisionismo chino y la ONU odien esa etapa de la historia china en la que las masas tomaron el poder y ejercieron su dictadura revolucionaria bombardeando el Cuartel General. Lo que nos sorprende es que quien se autoproclama marxista reniegue, cual burgués, de esta experiencia proletaria y se venda al pragmatismo, contrastado en el mercado internacional, del Made in China.
Este es tan solo un ejemplo de la hipocresía de los comunistas occidentales para salvaguardar a los traidores chinos.

NOTAS
10* Extraído del “Diario del Pueblo” portal de noticias de China en castellano. http://spanish.peopledaily.com.cn/spanish/200207/11/sp20020711_55947.html

Debate sobre la Unión Soviética. IV

Para ver intervenviones de nuestrxs camaradas:
http://ujc-madrid.org/Foro/index.asp?seccion=verpost&id=2134&idref=2&pagina=2
http://www.nodo50.org/gaztekomunistak/foro/viewtopic.php?t=489

PARTIDO COMUNISTA Y DICTADURA DEL PROLETARIADO

Definir a estas alturas al Partido y a la Dictadura de clase puede parecer un retroceso en el debate, pero nos parece primordial hacerlo pues estamos totalmente en contra del argumento base utilizado por nuestros camaradas del foro ujc-m, a la hora de hablar del burocratismo:
“También está el error de la falta de separación entre el Partido y el Estado, que acabó convirtiéndose en una base fundamental para el surgimiento de una capa importante de burócratas acomodados. En Stalin y la lucha por la reforma democrática se ilustra bastante bien cómo Stalin trató de llevar a cabo esta separación entre el Partido y el Estado por medio de la Constitución Soviética de 1936, así como la derrota de Stalin en dichos intentos”
El Partido Comunista es el Partido Proletario de nuevo tipo. Representa la unión dialéctica de la vanguardia con el resto de la clase de la que el Partido forma parte y con la que está íntimamente vinculada con todas las raíces de su existencia. El Partido Comunista es la forma superior de organización de clase del proletariado, es su máximo representante, su “Estado Mayor”, una suma de organizaciones…Pero el Partido no es sólo la suma de sus organizaciones. El Partido es, al mismo tiempo, el sistema único de estas organizaciones, su fusión formal en un todo único, con organismos superiores e inferiores de dirección, con la subordinación de la minoría a la mayoría, con resoluciones prácticas, obligatorias para todos los miembros del Partido. Sin estas condiciones, el Partido no podría formar un todo único y organizado, capaz de ejercer la dirección sistemática y organizada de la lucha de la clase obrera. (3*)
El Estado, cualquier Estado, es una máquina para la represión de la clase en el poder contra el resto de clases. La clase que detenta el poder ejerce su violencia de modo sistemático contra las otras clases, para hacer prevalecer sus intereses de clase. Todo Estado tiene dos aspectos, el democrático y el dictatorial, la cuestión es saber quien goza de democracia y contra quien se ejerce la dictadura. En el caso que nos compete ahora, el “Estado” proletario, es el proletariado quien ejerce su violencia revolucionaria contra las otras clases dejando de lado los prejuicios burgueses de que en los Estados es posible que las relaciones de clase se desarrollen de modo pacífico. La Dictadura del Proletariado es el instrumento del que se dota la clase obrera para poder elevar a las masas al nivel de su vanguardia, es decir, al nivel del Partido Comunista. El Partido Comunista es la forma superior de organización, la Dictadura del Proletariado es el instrumento de la revolución proletaria, el organismo en que se apoya lo mejor de la clase, el Partido, para atraer a sus posiciones al resto de la clase, para elevarla al comunismo.
Cuando el proletariado triunfa en un país e instaura su dictadura contra sus enemigos de clase, conquista la más amplia democracia conocida, la democracia proletaria. Y esta nueva democracia que surge en el proceso de destrucción del orden burgués, no puede mantener las viejas formas sino que impone unas nuevas, las de la democracia socialista. En la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas estas nuevas formas adquirieron el nombre de Soviets que eran: las únicas organizaciones de masas que engloban a todos los oprimidos y explotados, a los obreros y los campesinos, a los soldados y los marinos, y que en consecuencia, permiten a la vanguardia de las masas, el proletariado, ejercer con la mayor sencillez y la mayor plenitud la dirección política de la lucha de las masas. (…) Los Soviets son organizaciones directas de las mismas masas, es decir, las organizaciones más democráticas y, por tanto, las que gozan de mayor prestigio entre las masas. Los Soviets facilitan al máximo la participación de las masas en la organización del nuevo Estado y en su gobernación y abren el máximo campo de acción a la energía revolucionaria, a la iniciativa y a la capacidad creadora de las masas en la lucha por la destrucción del antiguo orden de cosas, en la lucha por un orden de cosas nuevo, por un orden de cosas proletario. (4*)
Los Soviets como nueva forma de organización estatal se unían como Estado de nuevo tipo proletario y se estructuraban y unificaban como Repúblicas de Soviets. Lo novedoso de los Soviets es que en ellos confluían todos los poderes de clase (legislativo, ejecutivo, judicial) desde los cuales el proletariado podía ejercer directamente su violencia revolucionaria contra sus enemigos, por ello los soviets significaban la destrucción del aparato burocrático burgués: La República de los Soviets es, por lo tanto, la forma política buscada, y al fin descubierta, dentro de cuyo marco puede alcanzarse la liberación económica del proletariado, el triunfo completo del socialismo. (5*)
Tras esta breve exposición cabe preguntarse ¿Bajo la dictadura del proletariado, bajo la forma estatal soviética, cual es el lugar del Partido Comunista?
Para contestar a esto, primero debemos plantearnos cuál es nuestra visión del Estado y de la democracia, si la visión proletaria que exponíamos arriba o la visión burguesa. Porque a nosotros tras estudiar la obra de Grover Furr “Stalin y la lucha por la reforma democrática” nos asaltan las dudas al respecto y es que la obra del profesor norteamericano está recubierta de los prejuicios burgueses del concepto de democracia, de la teoría de la democracia “pura” propia de la aristocracia obrera, más que del concepto de nueva democracia, de democracia socialista. Se desprende de la obra de G. Furr que anteriormente a 1936 no había en la URSS democracia sino una dictadura. Y efectivamente las masas proletarias ejercían su violencia revolucionaria contra los kulaks, los guardias blancos, los antiguos terratenientes… pero para Furr esto no era democracia (niega el doble sentido que tiene todo Estado) y para que se diese esta se necesitaba una “reforma democrática”. Esta “reforma” consistiría en darle la oportunidad “a los ciudadanos ajenos al Partido” a acceder al Poder. Esta reforma se puede identificar con la teoría del fin de las clases sociales en la URSS y por tanto de la dictadura del proletariado que ya definimos en nuestros anteriores artículos como origen ideológico de la derrota del proletariado en la Unión Soviética. Esta teoría, que por desgracia la asumían Stalin y los suyos, la defiende el historiador Yuri Zhukov, (citado por Furr) cuando dice refiriéndose a los primeros años de los 30 que: “… los explotadores de trabajo ajeno ya no existían. Los trabajadores, que ahora dirigían el país en su propio interés a través del Partido Bolchevique, no eran ya el clásico proletariado. Por tanto, la "dictadura del proletariado" ya no era un concepto pertinente. Esas condiciones nuevas suponían un nuevo tipo de estado”. (6*)
La nueva visión del Estado que tienen los dirigentes bolcheviques está conectada con su lucha por acabar con el burocratismo. Pero ¿Cómo se pretende acabar con este burocratismo? ¡Separando al Partido proletario del Estado proletario! Una postura que nos parece un claro error ideológico en cuanto a las tareas del Partido y una concesión al revisionismo, sobre todo cuando el propio Stalin habla en “Los Fundamentos del Leninismo” de la dictadura del proletariado como apoyo del Partido para atraerse a las masas y como dirigente principal del conjunto de organizaciones del proletariado:
“… todas estas organizaciones tienen que desplegar su actividad en una misma dirección, pues sirven a una sola clase, a la clase de los proletarios. ¿Quién -cabe preguntarse- determina la línea, la orientación general que todas estas organizaciones deben seguir en su trabajo? ¿Dónde está la organización central que no sólo sea capaz, por tener la experiencia necesaria, de trazar dicha línea general, sino que, además, pueda, por tener el prestigio necesario para ello, mover a todas estas organizaciones a aplicar esa línea, con el fin de lograr la unidad en la dirección y excluir toda posibilidad de intermitencias? Esta organización es el Partido del proletariado.”(7*)
No queremos convertir nuestra carta y el debate en una mera “guerra de citas”, pero la claridad de los bolcheviques en cuanto al Partido la deja tan clara Stalin en 1924 que no podemos por menos de echar mano de ello:

El Partido no sólo es la forma superior de unión de clase de los proletarios, sino que es, al mismo tiempo, un instrumento del proletariado para la conquista de su dictadura, cuando ésta no ha sido todavía conquistada, y para la consolidación y ampliación de la dictadura, cuando ya está conquistada.(8*)

El que debilita, por poco que sea -dice Lenin-, la disciplina férrea del Partido del proletariado (sobre todo en la época de su dictadura), ayuda de hecho a la burguesía contra el proletariado.(9*)

Y podríamos rellenar folios con citas muy bien traídas sobre el Partido, por eso para acabar con este “recetario” nos remitimos a “Los fundamentos del leninismo” y en particular al apartado 4 del Capítulo sobre el Partido.
Tras las citas de Stalin volvamos a Furr y a la “reforma democrática”. La reforma se basaba en 1º) “sacar al Partido Comunista de la dirección directa de la Unión Soviética” poniendo “límites de forma sustancial al papel del Partido en la vida del país” y dejando al Partido Comunista como “arma de propaganda”. Y 2º) ampliando la participación electoral a los sectores que sufrían la dictadura, que se daba por liquidada, dando la posibilidad de que los enemigos del proletariado entrasen en el aparato estatal soviético.
La idea de Furr proviene de una visión liberal de lo que debe ser un Partido político, por tanto ve al PC como un simple partido de una parte de la clase que debería estar bien separadito del Estado democrático, de “todo” el pueblo. Pero esta separación más que una lucha contra la burocracia nos parece una apertura a la burocracia. Si el Partido se separa del Estado, se puede generar con mayor facilidad una inmensa capa de técnicos, de funcionarios, de burócratas estatales, alejados del Partido, de las masas, de la dirección política del proletariado (que al fin y al cabo ya estaba llegando a su fin) y que serían los primeros interesados en un Estado per secula seculorum. Además se dejaba al Partido como una simple “arma propagandística” olvidando que es la forma superior de organización que tiene el proletariado como clase dirigente del proceso revolucionario.
La “apertura electoral” no deja de ser una relajación de la lucha de clases en favor de los enemigos de los proletarios del campo y la ciudad. Y utilizar esta apertura como al parecer quería Stalin, es decir, como un “purgatorio” o “peaje” que la Revolución ha de pagar por los errores cometidos es aún más grave. Es como si el enemigo esperase tras una muralla para entrar la ciudad y nosotros pudiendo perfectamente atacarles fuera los dejásemos entrar para luchar dentro y que puedan unirse a los que ya han entrado. Este error podría verse como un error táctico, y de hecho lo es, pero tiene su origen en las desviaciones ideológicas de los bolcheviques.
Esta crítica a la lucha contra el burocratismo, no significa que nosotros neguemos la evidencia del problema de la burocracia, que era pasto para el revisionismo en la URSS. Pero frente a esta “reforma democrática” creemos que se tendrían que haber puesto los principios del Marxismo-Leninismo. Basándose en el centralismo democrático la lucha de clases debió haberse realizado desde la base, recuperando ese “tiempo perdido durante la NEP”, llevando la ideología a las masas en su proceso de auto-emancipación para que fuesen estas las que decidiesen quienes eran unos burócratas revisionistas. Y para “decidir” en una democracia socialista no basta con el voto directo al Soviet Supremo, como si de un parlamento burgués se tratase. Para decidir y ejecutar su violencia revolucionaria los obreros de la URSS tenían los Soviets, como base del Poder Socialista. Y esta lucha de las masas no podía hacerse relajando su dictadura, con el “voto abierto al ciudadano” sino con el recrudecimiento de la guerra de clases. El ejemplo de “que hacer” ante esta situación lo podemos observar en el estudio, que la mayoría de los comunistas de hoy tenemos pendiente, de la Gran Revolución Cultural Proletaria China en la que las masas dirigieron la lucha contra sus líderes revisionistas.
La burocracia y el revisionismo no nacen de la íntima relación entre el Partido Comunista y la Dictadura del Proletariado sino por la relajación de ésta última proveniente de aquella teoría odiosa del fin de las clases en la URSS y que proviene del socialismo determinista de Kautsky.

NOTAS
3* José Stalin. Los Fundamentos del Leninismo. Ed. Pekín, p. 114
4* José Stalin. Los Fundamentos del Leninismo. Ed. Pekín, p. 53 y 54
5* José Stalin. Los Fundamentos del Leninismo. Ed. Pekín, p. 56
6* Yuri Zhukov, citado por Grover Furr en “Stalin y la lucha por la reforma democrática”
7* José Stalin. Los Fundamentos del Leninismo. Ed. Pekín, p. 117
8* José Stalin. Los Fundamentos del Leninismo. Ed. Pekín, p. 118 y 119
9* José Stalin. Los Fundamentos del Leninismo. Ed. Pekín, p. 122

Debate sobre la Unión Soviética. III

A CONTINUACION PUBLICAMOS LA CARTA QUE DESDE LA JC ZAMORA DIRIGIMOS A VARIOS CAMARADAS DE LOS FOROS DE UJC-MADRID Y DE GAZTE KOMUNISTAK EN RESPUESTA AL DEBATE SOBRE LA URSS QUE CON ELLOS MANTENEMOS EN LOS CITADOS FOROS.

Para ver intervenviones de nuestrxs camaradas:
http://ujc-madrid.org/Foro/index.asp?seccion=verpost&id=2134&idref=2&pagina=2
http://www.nodo50.org/gaztekomunistak/foro/viewtopic.php?t=489

Antes de empezar queremos mostrar una vez más nuestro agradecimiento a estos camaradas por haber contribuido a este honesto y sencillo debate. Nos alegra ver que nuestro trabajo no cae en saco roto y que, vistos los resultados, seguimos una línea correcta en el modo de entender nuestro Espacio Rojo. Este pequeño debate generado entre unos cuantos militantes comunistas muestra la necesidad de hacer un serio Balance de nuestra trayectoria y de nuestras experiencias históricas a fin de enmendar los errores y perseverar en los aciertos. Debate y Balance que los obreros conscientes de hoy no podemos eludir puesto que forma parte de nuestra tarea histórica (una de tantas) en el camino hacia la Revolución Socialista y al Comunismo.
Este debate no se cierra aquí, pero aun así en esta carta no hemos querido seguir ahondando en el debate originario, enriquecido por numerosas citas del camarada Stalin. Por contra y a modo de síntesis hemos preferido mostrar nuestros puntos de vista sobre varias cuestiones planteadas al calor del debate central y que nos parecen de vital importancia aclarar. Estas cuestiones son las relacionadas con ideología y praxis; Partido proletario y Estado proletario; Las clases y su conciencia y la República Popular de China.

IDEOLOGIA Y PRAXIS

“El que sea correcta o no la línea ideológica y política lo decide todo. Cuando la línea del Partido es correcta, lo tenemos todo: si no tenemos hombres, los tendremos; si no tenemos fusiles, los conseguiremos, y si no tenemos el Poder, lo conquistaremos. Si la línea es incorrecta, perderemos lo que hemos obtenido”. Mao Tse-tung
Lo que nos lleva a plantear aquí la cuestión de la ideología y de la praxis es el argumento que el camarada Kalashnikov (Foro UJC-Madrid) utiliza para negar o edulcorar los errores ideológicos en la URSS:
“debemos dejar bien claro que los errores de principio o ideológicos y los errores de táctica son de carácter bien distinto” “nos encontramos ante errores de táctica, de maniobra, de gestión, no ante errores ideológicos o de principio.”

La táctica está supeditada a la estrategia, y esta se realiza conforme a un objetivo. Nuestro objetivo es la emancipación del proletariado y, por ende, de la humanidad. Desde esta perspectiva es desde la que los comunistas debemos trabajar combinando todas nuestras acciones tácticas en base al objetivo estratégico, que se supone es la toma del Poder por parte del proletariado revolucionario. Jamás podemos reducir la lucha de clases al instrumento táctico que se emplee en cada momento concreto, sino que esta ha de ser observada de un modo más amplio, con la vista puesta en el fin perseguido. La táctica y la estrategia del Partido obrero de nuevo tipo son la unión de la práctica y la teoría, son la plasmación de la teoría en la realidad social concreta. O dicho de otro modo son la Praxis revolucionaria, una unidad de contrarios en la que la práctica se conforma como el aspecto principal de la contradicción.
Con lo dicho, ya tenemos que al objetivo (el Comunismo) se llega desde una estrategia claramente definida a la que se somete la táctica (Praxis Revolucionaria). Pero para llegar aquí, a la praxis revolucionaria hace falta una teoría revolucionaria (sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario…) que surge con la conciencia revolucionaria o para sí de la clase obrera. Una conciencia que surge tras el estudio de la dialéctica, de sus leyes universales aplicadas al desarrollo social, y que muestran que el Comunismo es hacia donde se encamina este desarrollo social cuyo motor es, según la dialéctica, la lucha de clases en la que el proletariado al coincidir su práctica social subjetiva con la tendencia del proceso social objetivo es la clase revolucionaria que va a transformar la realidad, empezando por la adquisición de la conciencia de ser ella quien ha de llevar a cabo tal tarea.
El comunismo observado por la dialéctica materialista no es un objetivo voluntarioso (1*) de unos individuos o incluso de una clase social, sino que es la consecuencia del desarrollo histórico de las sociedades de clases. Y lo mismo que pasa con el objetivo final, pasa con la estrategia o la táctica, es decir, que no puede basarse en los deseos subjetivos de las personas sino que ha de estar basada en las necesidades objetivas del momento concreto. Cuando los portadores del comunismo científico realizan su táctica con respecto al resto de clases (cuando ya ha pasado de crítica a praxis) lo hacen tras haber comprendido la práctica social que les corresponde, lo cual se refleja en la conciencia. Esto es lo que diferencia al comunismo del resto de concepciones o ideologías que han pretendido liberar a los oprimidos: Los socialistas utópicos pretendían acabar con las injusticias del capitalismo pero no eran materialistas ni dialécticos, o al menos no lo demostraron. Así su práctica no podía por menos de acabar siendo un fracaso pues su teoría se basaba en el idealismo y en la voluntad de cambio, sin atender a las necesidades del desarrollo social ni al contenido histórico de su lucha. Por ello los falansterios y todas sus maravillosas y honradas ideas resultaron un fracaso en la práctica. Por eso Engels en su libro “Del socialismo utópico al socialismo científico” expondría, haciendo una crítica del socialismo utopista, que “Para convertir el socialismo en una ciencia, era indispensable, ante todo, situarlo en el terreno de la realidad” que viene a ser lo mismo que la frase de Mao sobre “integrar la verdad universal del marxismo-leninismo en la práctica concreta”. Y de lo que carecían los utópicos, por falta de experiencia de el por aquel entonces jovencísimo movimiento obrero, carecen también los anarquistas. Estos alejados de toda ideología basada en la dialéctica materialista prefieren centrarse en la voluntad individual, en lo espontáneo para llegar al objetivo. Así, como su teoría de partida es equívoca se acaban estrellando con la realidad que ya ha demostrado lo que el materialismo histórico advertía: que el proletariado para llegar a su objetivo necesita una organización superior a todas, el Partido, y un instrumento, la Dictadura, que son dos de las mediaciones indispensables para alcanzar el Comunismo. Pero sus fallos ideológicos les ciegan y les impiden ver esto.
Por contra, los marxistas si “aciertan” en la concepción del mundo y en su estudio de las relaciones sociales, del materialismo y de la dialéctica. Así consiguen armarse con la teoría revolucionaria marxista que se traduce en la intransigente crítica revolucionaria del Mundo y que aplicada a la realidad concreta, a la relación capital-trabajo (entre otras muchas) muestra el camino a seguir para llegar al objetivo: El Partido leninista, la Dictadura del Proletariado… Pero el marxismo, elevado hace mucho a marxismo-leninismo, como teoría anclada en la realidad corre siempre el peligro de “contaminarse de esta” en el sentido de agrupar en su seno ideas pre-marxistas o de contenido burgués que se traducen luego en la praxis que por sus nuevos añadidos ya no es revolucionaria (revisionismo, reformismo, oportunismo, socialchovinismo…). Y esto, como ya hemos dicho anteriormente, es un factor determinante en la caída de la Unión Soviética. En los bolcheviques afloran las viejas ideas de Kautsky y del revisionismo socialdemócrata en cuanto a “socialismo, propiedad privada y medios de producción”. Estas ideas erróneas se llevan luego a la praxis contaminando la táctica bolchevique hasta el famoso XX Congreso en el que la burguesía toma las riendas de la Unión Soviética.
Con todo lo afirmado, nuestra postura es clara en este tema: todos los errores en la ideología se reproducen en la praxis al ser esta fusión de la teoría y la práctica. Y todos los errores en la práctica de los revolucionarios, en su táctica y su estrategia, no pueden por menos de tener su origen en errores ideológicos, errores de principio. Las numerosas citas que aportan nuestros camaradas en el foro de la UJC-Madrid no eliminan el error ideológico. De poco nos sirve que José Stalin tuviese claro las tareas si este no supo llevarlas al resto de la clase, porque es la clase la que realiza la praxis revolucionaria desde su organización superior, el Partido Leninista en el que hay que tener en cuenta no las ideas de un individuo sino las ideas de todo el Partido. Y el PCUS de los años 30, y el propio Stalin, era ya muy partidario del fin de la dictadura del proletariado por lo que cuenta en su obra el profesor Grover Furr (2*), al que citaremos más adelante.

NOTAS
1*. Respecto a la voluntad de los hombres y el comunismo habría que puntualizar, para desterrar cualquier confusión mecanicista y determinista, que solo se llegará al comunismo cuando el proletariado tenga la voluntad de alcanzarlo. Pero esta voluntad ha de ser revolucionaria, es decir, ha de ceñirse a lo que planteen las tareas objetivas concretas y no a los deseos subjetivos de los individuos: “Los comunistas alemanes son comunistas porque, a través de todas las etapas intermedias y de todos los compromisos creados no por ellos, sino por la marcha del desarrollo histórico, ven claramente y persiguen constantemente su objetivo final: la supresión de las clases y la creación de un régimen social en el cual no habrá ya sitio para la propiedad privada de la tierra y de todos los medios de producción. Los 33 blanquistas son comunistas por cuanto se figuran que basta su buen deseo de saltar las etapas intermedias y los compromisos para que la cosa quede ya arreglada, y que si -- ellos lo creen firmemente -- 'se arma' uno de estos días y el Poder cae en sus manos, el 'comunismo estará implantado' al día siguiente. Por consiguiente, si no pueden hacer esto inmediatamente, no son comunistas.
¡Qué ingenua puerilidad la de presentar la propia impaciencia como argumento teórico!"
(F. Engels, "Programa de los comuneros blanquistas", en el periódico socialdemócrata alemán "Volksstaat", 1874, núm. 73)” Citado por Lenin en “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”
2*. Grover Furr es el autor de “Stalin y la lucha por la reforma democrática” en el que se nos presenta a un Stalin defensor de una línea democrático-burguesa.

martes, 13 de octubre de 2009

El Frente Unico Proletario, origen del Frente Popular

ARTICULO PUBLICADO EN EL NUMERO ESPECIAL DE ESPACIO ROJO (AGOSTO 2009)

Origen del Frente Popular: El Frente Único Proletario
En 1919 se creó la Komintern. Era la expresión político-organizativa a nivel internacional de la Gran Revolución Socialista de Octubre. La Revolución bolchevique despertó a la extrema izquierda de la socialdemocracia europea que pronto se dispuso a crear Partidos Comunistas en todo el continente con el fin de realizar en sus países la gloriosa gesta que el proletariado ruso había llevado a cabo. Pero para lograr la emancipación de la humanidad los Partidos estatales debían unirse internacionalmente para organizar la Revolución Proletaria Mundial y así nació la III Internacional con el objetivo de instaurar Repúblicas Soviéticas en todo el Mundo hasta alcanzar el Comunismo.
En el I Congreso (1919) los comunistas proclamaron sus objetivos revolucionarios ante el mundo. En el II Congreso (1920) se realizó el trabajo interno, la puesta a punto del instrumento para la RPM: se elaboraron los estatutos y se dieron las condiciones de entrada en la organización, las famosas 21 condiciones, para deslindar del reformismo creando “las condiciones para la separación verdadera de los centristas, de los agentes directos e indirectos de la burguesía dentro del Movimiento Obrero” (Lenin, Carta a los comunistas alemanes).
Expuesta la nueva concepción proletaria del mundo Weltanschaaung y creado el Partido Internacional, se daba por hecho la independencia ideológica y política del comunismo por lo que en el III Congreso (1921) se pasó al trabajo práctico para idear la táctica de los comunistas que les llevaría a encabezar la Revolución en Europa y el mundo entero.
“Tenemos un ejército de comunistas en todo el mundo. Está aún mal preparado, mal organizado. Olvidar esa verdad o temer reconocerla sería extremadamente perjudicial para nuestra causa. Sometiéndonos a prueba con mayor cuidado y rigurosidad y estudiando la experiencia de nuestro movimiento, debemos instruir convenientemente a este ejército, debemos organizarlo correctamente, probarlo en todo género de maniobras, en combates diversos, en operaciones de ofensiva y retroceso. Sin esta larga y ruda escuela, la victoria es imposible” (Carta a los comunistas alemanes).

En este pasaje Lenin expresa la base de la táctica comunista: la Revolución no es lineal si no que tiene saltos y retrocesos por eso el ejército de comunistas ha de estar preparado para todas las situaciones por lo que en cuanto a táctica se refiere se muestra esa riqueza o, si se prefiere, flexibilidad que ha de tener el Partido de la Revolución, sin olvidar que toda táctica se supedita a una estrategia y a unos principios: el marxismo-leninismo.
Esta riqueza táctica se muestra en el III Congreso, en el cual se adopta la táctica del Frente Único Proletario que Lenin defendería en su discurso ante el Congreso de la Internacional Comunista, frente al dogmatismo izquierdista, como nueva táctica para ganarse a las masas explotadas para la conquista del poder. Queremos resaltar el concepto de masas, algo en lo que Lenin insistió en el citado Congreso: El concepto de masas cambia según cambia el carácter de la lucha, así la I.C. entendía por masas a la mayoría de la clase puesto que el marxismo en esos momentos era independiente ideológica y políticamente. Sin embargo en momentos de gran repliegue revolucionario y cuando el revisionismo hegemoniza el MCI (como en la actualidad), tenemos que preguntarnos ¿son las amplias masas explotadas las “masas” a las que debe dirigirse primeramente la vanguardia revolucionaria? ¿Acaso está ya conquistada la mayoría de la vanguardia proletaria para el marxismo-leninismo y está unida orgánicamente?
Tenemos pues que el comunismo se ha conformado en organización independiente (IC y sus secciones) pero ahora ha de incorporar a las masas, fusionarse con ellas en su movimiento práctico produciéndose así esa unidad de contrarios que es el Partido Leninista de nuevo tipo: vanguardia y masas. La táctica del F. U. consistía en conquistar a las masas sobre la base de sus reivindicaciones concretas e inmediatas para a través de su experiencia propia la clase obrera viese que solo los comunistas satisfacerían sus necesidades desde su dictadura de clase frente a los centristas y oportunistas que no hacían sino apuntalar la explotación asalariada. Se trataba de elevar la conciencia de la clase hasta la compresión de la necesidad el comunismo y la dictadura del proletariado desde sus luchas inmediatas donde la perspectiva de la emancipación de la clase ocupaba un papel relevante, rebasando la “conciencia en sí” para llegar a la “conciencia para sí” que es la conciencia verdadera, revolucionaria.

El Frente Único por la base o proletario consistía en esto:
“El fin y el sentido de la táctica del frente único consiste en atraer a la lucha contra el capital a una masa cada día mayor de obreros, sin vacilar en hacer llamamientos reiterados incluso a los líderes de la II Internacional y de la Internacional II ½ con la propuesta de sostener conjuntamente esta lucha. Cuando la mayoría de los obreros ha establecido ya su representación de clase, es decir, soviética, y no nacional, es decir, común con la burguesía, y ha derrocado ya la dominación política de la burguesía, naturalmente la táctica del frente único no puede exigir ya llamamientos a partidos del tipo de los mencheviques (“POSDR”) y de los eseristas (partido de los socialistas revolucionarios), pues han resultado enemigos del Poder soviético. Instaurado el Poder soviético, hay que ampliar nuestra influencia entre las masas obreras por el camino indicado más arriba y no haciendo llamamientos a los mencheviques y eseristas” Finalmente esta táctica fue desarrollada por el Comité Ejecutivo de la Komintern a finales de 1921 aprobando las 25 tesis sobre el F.U. La contradicción con la que juega el F.U. es la siguiente: (conciliación) concesiones a las direcciones reformistas para lograr la unidad y poder acceder a sus masas; y lucha contra las direcciones reformistas para desarrollar la política revolucionaria. En España como en casi todos los países, esta contradicción se rompió a favor de la lucha cayendo en un izquierdismo que alejaba al Partido de las masas pues se centraba todo en la consigna “clase contra clase” olvidando que la mayoría de los obreros estaban con los anarquistas pequeñoburgueses y con los “socialfascistas” por lo que se necesitaba cierto acercamiento, como propugnaba la consigna de Frente Único Proletario, para poder acceder a esas y atraerlas al campo de la Revolución.
Un ejemplo lo tenemos en el Manifiesto emitido por el Radio Zamora del Partido Comunista, que figura en el ANEXO. Así funcionó el PCE en los años 20, lo que se afianzó tras el VI Congreso de la IC (1928), hasta bien entrados los años 30 cuando la ofensiva de la burguesía en forma de fascismo hizo que la Komintern acometiese un viraje histórico en su táctica (que acabaría con la propia IC). Ese viraje se llamó Frente Popular.


El VII Congreso de la Internacional Comunista

El VII Congreso de la IC fue el congreso del Frente Popular. La burguesía lanzó en los años 30 su ofensiva contra el proletariado bajo la máscara del fascismo. En Alemania, Austria e Italia las dictaduras liberales habían sido transformadas en dictaduras fascistas para eliminar el peligro rojo y de paso liquidar contradicciones en el seno de esa clase parasitaria llamada burguesía.
Dimitrov decía lo siguiente acerca del fascismo: “El fascismo en el poder, camaradas, es como acertadamente lo ha caracterizado el XIII Pleno del CEIC, la dictadura terrorista abierta de los elementos reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero”. Dimitrov tenía razón pero este tipo de caracterización del fascismo era bastante simple (Evidentemente la caracterización del fascismo hecha por Dimitrov y la IC es mucho más completa pero destacamos esta pequeña cita porque está muy en boga dentro del movimiento antifascista –tanto ayer como hoy- y por sí sola denota un planteamiento pequeñoburgués y reaccionario de la cuestión que deja intacta la estructura del estado burgués) pues a la burguesía no le hace falta el fascismo para llevar el terror a las masas explotadas como demostraron los sucesos de Casas Viejas, la Semana Trágica, la revuelta espartaquista en Alemania, el exterminio de los comuneros de París… pues como ya sentenciara Marx: “La civilización y la justicia del orden burgués aparecen en todo su siniestro esplendor dondequiera que los esclavos y los parias de este orden osan rebelarse contra sus señores. En tales momentos, esa civilización y esa justicia se muestran como lo que son: salvajismo descarado y venganza sin ley. Cada nueva crisis que se produce en la lucha de clases entre los productores y los apropiadores hace resaltar este hecho con mayor claridad.” (La Guerra Civil en Francia)
Ahí va pues un sencillo análisis de clase de lo que es el fascismo:
Todo Estado es una forma de dictadura de clase. Tanto la II República española como el posterior Estado fascista eran dictaduras burguesas en las que la burguesía gozaba de la democracia mientras que el proletariado y el resto de masas explotadas sufrían la dictadura. La gran diferencia es que bajo la II República los sectores que disfrutaban de democracia era más amplia: la oligarquía, la burguesía periférica, la pequeña burguesía y la aristocracia obrera encarnada por el PSOE y la UGT. Estos últimos, como buenos oportunistas y reformistas, traicionaron a la clase obrera (como ya hicieron en la etapa de Primo de Rivera) acudiendo a la llamada de socorro de la burguesía que necesitaba ayuda ante la descomposición de su clase y de su Estado. (Esto no es algo nuevo en la historia de la lucha de clases: cuando la nobleza agonizaba se alió con sectores arribistas de la burguesía para mantenerse en el poder. Lo mismo le pasa al capital en su fase imperialista. El Estado burgués necesita a la aristocracia obrera -CCOO, UGT…- para dominar a la creciente masa de trabajadores asalariados, a pesar de que en la actualidad estos carezcan del organismo social capaz de derribar a dicho Estado.
Sin embargo bajo el Estado fascista los sectores que gozaban de democracia eran menores: la oligarquía y la gran burguesía unidas, en el caso español, a la Iglesia y el Ejército. Mientras, la pequeña burguesía y la aristocracia obrera pasaban de nuevo al campo de los sometidos, por lo que se convirtieron en aliados tácticos de la clase obrera.
Volviendo a la época del VII Congreso, todo el proletariado revolucionario de los países capitalistas tenía sobre su cabeza la espada del fascismo. Y no solo ellos, sobre la Unión Soviética estaba la amenaza de la Guerra con los Estados fascistas y los imperialistas occidentales (Francia e Inglaterra) por lo que ante esta situación la Internacional Comunista decidió pasar de la ofensiva a la defensiva pasando de izquierda a derecha bajo la táctica de Frente Único.
Hasta 1935, el Frente Único Proletario se había observado como frente único por la base o “frente desde abajo” manteniendo el enfrentamiento con “los de arriba” (fusionarse con las masas y desenmascarar a sus líderes reformistas). Pero tras el VII Congreso el Frente Único se hace como “frente desde arriba”, es decir, se va directamente a la unidad de acción con las direcciones socialdemócratas (hasta entonces amarillos y socialfascistas) para detener la ofensiva del fascismo.
“La Unidad de acción del proletariado en el plano nacional e internacional, he aquí el arma poderosa que capacita a la clase obrera no solo para su defensa, sino para una contraofensiva victoriosa contra el fascismo, contra el enemigo de clase.” Dimitrov
El “nuevo” Frente Único se va ampliando respecto al “viejo”; del proletariado revolucionario y las masas enredadas por los socialdemócratas, a toda la clase trabajadora:
“Pero las acciones conjuntas de los partidos de ambas Internacionales contra el fascismo no se limitarían a ejercer una influencia sobre sus afiliados actuales, sobre los comunistas y los socialdemócratas, ejercerían también una influencia poderosa en las filas de los obreros católicos, anarquistas y no organizados, incluso sobre aquellos que momentáneamente son víctimas de la demagogia fascista”. Dimitrov
Y al final esta ampliación sobrepasa las barreras de las clases y se convierte en un frente interclasista con la burguesía bajo la consigna de Frente Popular Antifascista.
Del frente proletario Dimitrov y la Komintern saltan al frente interclasista. Pero Dimitrov no hablaba de cualquier forma de frente interclasista sino de un Frente Popular basado en la unidad y la hegemonía del proletariado revolucionario. El búlgaro propugnaba que el Frente Popular debía crearse desde la base del Frente Único Proletario, donde los comunistas debían situarse en primera línea y ser los dirigentes de dicho Frente: el Frente interclasista debía estar nucleado por el frente clasista combinando las reivindicaciones de campesinos o pequeñoburgueses con las aspiraciones del proletariado. El mejor ejemplo de ello lo encontramos en la aplicación del programa agrario eserista por parte de los bolcheviques. O en la táctica revolucionaria en Rusia donde la clase obrera rusa hubo de situarse a la cabeza de la Revolución (tanto en 1905 como en 1917) fuese esta democrática o socialista. En la Europa prebélica, ante la amenaza del fascismo eran los revolucionarios quienes tenían que estar al frente de la lucha evitando que otros sectores la controlasen pues esto desvirtuaba al Frente Popular como táctica válida para los intereses del proletariado, como ocurrió en España:
La Rusia atrasada, bajo la influencia de una serie de factores históricos completamente originales, dio al mundo el primer ejemplo, no sólo de un salto brusco de la actividad espontánea en época de revolución de las masas oprimidas (cosa que ocurrió en todas las grandes revoluciones), sino también de la significación de un proletariado que desempeñaba un papel infinitamente superior a su importancia numérica en la población; mostró por vez primera la combinación de la huelga económica y la huelga política, con la transformación de ésta en insurrección armada, el nacimiento de una nueva forma de lucha de masas y organización de las masas de las clases oprimidas por el capitalismo, los Soviets. (Lenin, La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, Ediciones Lenguas Extranjeras Pekín, p. 97)

El Frente Popular en España

La constitución del Partido Comunista en España correspondió al modelo tipo de constitución de los nuevos Partidos que ingresaban en la IC. Ante la Revolución Socialista en Rusia el ala izquierda del PSOE abrió un debate en el seno del viejo Partido obrero que llevaría a este a plantearse su entrada en la Komintern. El centro y la derecha del PSOE se oponían, sectores ocupados por elementos pequeñoburgueses y sindicalistas profesionales. Así en 1920 acudieron al II Congreso de la Internacional los socialistas Anguiano (a favor del ingreso) y de los Ríos (en contra). Ante este “empate técnico” el PSOE, que ya había pospuesto dos Congresos sobre la cuestión, convocó un tercer Congreso, en 1921, en el que por poco ganan los reformistas. Sin embargo solo unos pocos miles de militantes se pasa al nuevo partido nacido de ese Congreso: el PCOE, que acudiría al III Congreso de la IC en 1921. Junto a este Partido, del Estado español también acudieron al Congreso el PCE (escisión del PSOE de 1920, el partido de los cien niños) y la CNT ya que en 1920 se había unido a la Profintern o Internacional Sindical Roja. La historia es bien sabida, la CNT se salió finalmente de la ISR. El PCOE y el PCE se unieron a instancias de la Sección latina de la Internacional, con la participación de hombres como Jules Humert Dorz o el italiano Graziadei. El Partido Comunista queda pues constituido en Noviembre 1921 justo cuando la IC aprueba la táctica del Frente Único Proletario.
La política de Frente Único Proletario no le fue muy bien al PCE debido a su exagerado izquierdismo de corte economicista que lo alejaba de las masas, a las que la justa táctica de la Komintern llamaba a ganarse para la Revolución Proletaria Mundial. El PCE y la CGTU apenas tuvieron repercusión en la agitada lucha de clase de los años 20 y en los 30 no cambiaría mucho la situación (el PCE crece pero sigue siendo minoritario) hasta 1934, a raíz de la Revolución de Asturias cuando los socialistas renegaban de la gesta proletaria mezclándola con esa estúpida defensa de la legalidad burguesa y la CNT simplemente hacia oídos sordos ante la cuestión asturiana. Solo el PCE mantuvo una línea proletaria y consecuente y eso le hizo ganarse el respeto de las masas revolucionarias. Así el PCE empezó a hacerse hueco entre las opciones del proletariado y justo en este momento la amenaza del fascismo y el viraje del VII Congreso hicieron que los comunistas pasasen de la lucha intransigente contra los socialfascistas del PSOE a enarbolar la unidad con la burguesía republicana frente a la burguesía fascista. Paradójicamente el PCE empezó a ganarse a las masas a costa de ir alejando el comunismo de sus objetivos, pero a pesar de este avance cuantitativo, los comunistas llegaban tarde a 1936.
El PCE de José Díaz, ya pedía en 1935 la unidad en torno a la Concentración Popular Antifascista, sin embargo tuvo un papel secundario en su creación, es más, solo por empeño de los largocaballeristas (oportunistas y demagogos izquierdistas del PSOE) entró el PCE en dicho Frente electoral pues los republicanos y la derecha socialista no querían mezclar su República capitalista con el bolchevismo. Por esto, desde sus comienzos, el Frente Popular español chocaba con el Frente Popular de Dimitrov. En su discurso ante el VII Congreso el búlgaro insistía que el F.P. debía ser producto del Frente único Proletario y que además el Partido Comunista no debía conformarse con esa alianza electoral del F.P. sino que debía desarrollar órganos de clase independientes desde los que desarrollar la táctica revolucionaria del proletariado que se llevaría a cabo desde el Frente Popular.(Sobre estos órganos de clase trataría Antonio Pertejo en sus artículos de La Revolución Proletaria) Estos órganos de clase recuerdan a los Soviets que surgieron en Rusia en 1905 y que actuaron como doble poder frente al Estado burgués, entre febrero y octubre. Así, la clase obrera del Estado español abría rebasado las podridas instituciones del régimen republicano:
Las revoluciones de febrero y octubre de 1917 determinaron el desenvolvimiento de los Soviets hasta el punto de extenderse a todo el país, y, después, su victoria en la revolución proletaria socialista. Menos de dos años más tarde, se puso de manifiesto el carácter internacional de los Soviets, la extensión de esta forma de lucha y organización al movimiento obrero mundial, el destino histórico de los Soviets consistente en ser los sepultureros, los herederos, los sucesores del parlamentarismo burgués, de la democracia burguesa en general. (Lenin, La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, Ediciones Lenguas Extranjeras Pekín, p. 97).
Otra de las políticas que se traslada desde el VII Congreso a la línea del Frente Popular en España y que ponía en entredicho un principio revolucionario, era la cuestión organizativa de la clase obrera. Como hemos venido repitiendo uno de los principios leninistas que puso en el tapete la IC en sus primeros pasos, fue la de la independencia política y organizativa de los comunistas. Esa independencia se refleja en la creación del Partido Comunista, el Partido Proletario de nuevo tipo que fusiona a la vanguardia y a las masas, que es la solución a las contradicciones entre movimiento teórico y movimiento práctico, único organismo social capaz de transformar el orden existente dando contenido material a la teoría e induciendo una dirección consciente al devenir histórico y que empezó a constituirse por todo el Mundo tras la Revolución de Octubre.
La unidad de acción que propugnaba la táctica del FUP fue reducida con el frentepopulismo a unidad orgánica, hecho que se demuestra en el “caso español”. Un ejemplo lo tenemos en Catalunya donde se unieron entre otros, el Partido Socialista y el Partido Comunista. A nivel estatal, y aún más significativo, está la creación de la Juventud Socialista Unificada a partir de la unión entre la Juventud Comunista y la Juventud Socialista. Se olvidaba ya la necesidad de la lucha ideológica en la creación del máximo sujeto revolucionario, el PC, y se creaba una organización sin principios supeditada a lo más inmediato, es decir, a la táctica. Se cambian los principios del Partido marxista-leninista por una serie de condiciones concretas (así las definía el propio Dimitrov) que quedaban bastante lejos de ser un Programa o Línea General Revolucionaria por lo que los posibles partidos que de esa unión naciesen (la JSU y el PSUC en este caso) se dedicarían a dejarse arrastrar por las necesidades del momento a falta de ese programa revolucionario.


Guerra y Revolución


El 18 de Julio del 36 estalló la Guerra Civil. Los bandos estaban ya marcados por los acontecimientos de los años anteriores. La gran burguesía quería ejercer su dictadura en solitario apartando a la pequeña burguesía y a la aristocracia obrera, reestructurar el Estado burgués para la futura reestructuración del sistema imperialista mundial (La II GM era un secreto a voces desde hacía algún tiempo). Así estos expulsados del poder se convirtieron para ese momento concreto en aliados tácticos del proletariado. Tras el golpe la II República se desmoronó en ambos lados. En la parte fascista exterminio del proletariado y sustitución de la “democracia liberal” por el fascismo. En el lado republicano, sin embargo, eran los obreros quienes tenían las armas, organizados en sus Partidos y sindicatos y fueron ellos quienes pararon el golpe fascista como en Madrid con el grandioso asalto al Cuartel de la Montaña por parte del Quinto Regimiento. Se produjeron colectivizaciones en el campo, los sindicatos impusieron el control de los obreros en gran cantidad de industrias. La legalidad republicana había sido rebasada por las masas explotadas, en pueblos y regiones se instauraban Consejos formados mayoritariamente por obreros que sustituían a las instituciones burguesas. Había pues una situación revolucionaria en el campo republicano, sin embargo la contrarrevolución aplastaba a los proletarios al otro lado de las barricadas y estaba en marcha para aplastarlo en la zona en que este podía triunfar con más facilidad. Ante el P.C. se alzaba como un muro el dilema ¿Guerra o Revolución?. A la izquierda del PC los pseudotrotskistas del POUM y la CNT (junto a la FAI) eligieron la Revolución Social como forma para ganar la Guerra. Estos pretendían luchar contra toda la burguesía sin tener en cuenta la situación de Guerra y la posibilidad de alianzas concretas y temporales con la pequeña burguesía. La posición de estas organizaciones era una posición reaccionaria pues enfrentaba a la clase obrera con sus aliados temporales (la pequeña burguesía, el campesinado medio).
El PCE optó por ponerse justo enfrente de esta táctica, apostando por hacer primero la Guerra y luego la Revolución. Pero ¿acaso esta postura era menos reaccionaria que la citada anteriormente?. El PCE con esta táctica no hizo sino apuntalar la deriva derechista a la que había sometido a la ya de por sí defensista línea del Frente Popular. Durante toda la Guerra el PCE renegó del poder, ocultó la necesidad que tenía el proletariado por hegemonizar el Frente Popular y todo su trabajo lo puso siempre a disposición de la burguesía, como ejemplo de ello está el Quinto Regimiento y el Ejército Popular. Aunque según las fuentes las cifras varían, todas coinciden en que al menos 60.000 combatientes fueron adiestrados por el Quinto Regimiento, creado y comandado por el Partido Comunista. La mayoría de estos 60.000 héroes antifascistas eran obreros y campesinos y más de la mitad (del total) eran comunistas. Sin embargo estos, y otros tantos, fueron puestos luego a disposición de un Estado Mayor formado por republicanos (algunos arribistas se afiliaron al PCE por puro oportunismo) cuya visión militar era netamente burguesa (al igual que los intereses por los que luchaban). De la implicación de las masas en la Guerra, la defensa de Madrid es un ejemplo histórico, se pasó a conformar un Ejército burgués alejado de las masas y centrado solo en lo bélico marginando lo político. Respecto a esto, en 1938, el Gobierno prohibió el proselitismo dentro del Ejército, una clara medida en contra del PC, precisamente el Partido que había creado dicho Ejército.
Otro ejemplo más de que el Ejército Popular Republicano era un instrumento de la burguesía fue la expulsión de las mujeres que fieramente habían defendido a la República, que ahora las traicionaba y las mandaba tras las trincheras, algo parecido a la situación de las mujeres de los falangistas que se quedaban cuidando a los niños. Y más de lo mismo con la lucha guerrilla, que no se organizaron tras las líneas enemigas, algo que el Ejército Rojo si hizo durante la II GM.
El abandono de la línea revolucionaria en pro del interclasismo hacía derivar también el contenido de la propaganda: la guerra se exponía ante el proletariado como una defensa de la legalidad burguesa y de la patria atacada por potencias extranjeras, como muestra un texto del camarada Vicente Uribe: Al mismo tiempo que los más consecuentes internacionalistas somos los más fieles luchadores y defensores de la República española; los más entusiastas defensores de la Patria española; los más fieles ardientes patriotas de la España democrática; los más decididos enemigos de toda tendencia separatista; los más convencidos partidarios de la Unidad Nacional, del Frente Popular, de la Unidad popular.( El problema de las nacionalidades en España a la luz de la guerra popular por la independencia de la República Española [1938])
En este texto Vicente Uribe defiende el derecho a la autodeterminación de los pueblos, pero para ello se empantana el solo en un exagerado chovinismo democrático.
Más arriba citábamos a Lenin que hablaba de “la significación de un proletariado que desempeñaba un papel infinitamente superior a su importancia numérica en la población”. El PCE era ya en 1938 la principal fuerza de la zona republicana. Tenía más de 300.000 afiliados, más de la mitad en el frente. A estos hay que sumarle los 60.000 del PSUC y la militancia de las JSU similar a la del Partido. Sin embargo el PC no modificó nunca su política de guerra, dejando para mucho después de ésta la Revolución Socialista: “hay algunos que dicen que en esta etapa debiéramos luchar por la Revolución Socialista, que lo que hacemos es un fraude… sin embargo, camaradas, estamos luchando por una república democrática, y más aún, por una república democrática y parlamentaria… sabemos que si cometiéramos el error de luchar en este momento por la Revolución Socialista en nuestro país –e incluso después de un tiempo considerable luego de la victoria- veríamos en nuestra patria no solo a los invasores fascistas, sino junto a ellos a los gobiernos democráticos-burgueses del mundo, que ya han afirmado explícitamente que, en la presente situación europea, no tolerarán una dictadura del proletariado en nuestro país” Esta cita es de Santiago Carrillo, líder de las JSU, que ya apuntaba maneras de revisionista en sus años mozos. Parece que el FP no era una alianza táctica para un momento concreto sino una estrategia a largo plazo. Pero lo peor es lo que dice al final cuando parece ser que la Revolución Socialista en España dependía de la situación europea, y más aún, de los deseos de los imperialistas del continente. Esto de “la situación internacional” era más propia de la trotskista Revolución Permanente que del marxismo-leninismo, defensor del socialismo en un solo país. Sin embargo esta tesis era aceptada por toda la IC a pesar de que en 1931 el CEIC enviaba una carta al PCE-SEIC en la que decía que: “conquistaría (el PCE) a la mayoría de la clase trabajadora mediante la dirección organizacional de las luchas reivindicativas en curso del proletariado; estas luchas, en especial la lucha económica, conducirían directamente al derrocamiento del “gobierno de burgueses y terratenientes” y al establecimiento de una “dictadura democrática revolucionaria de obreros y campesinos”. (Cita de M. Ercoli en Las Peculiaridades de la Revolución en España).

El PCE era en 1938 el Partido mejor organizado, el que mayor apoyo tenía de las masas y el que mejor había demostrado su capacidad para adaptarse a la guerra, con el ejemplo de la ya citada creación de todo un Ejército en apenas unos meses. Pero el PCE siempre esperó a que moviesen ficha sus aliados burgueses no solo dentro del Estado español sino a nivel internacional. Pues la táctica de Frente Popular se puede trasladar a la realpolitik de la URSS pues esta ante el peligro de la Alemania fascista, buscaba una alianza con las burguesías de Inglaterra y Francia. Sin duda esta cuestión influyó no solo en Komintern sino en todas sus secciones incluida la española. El PCE se mantuvo en segundo plano en cuanto al poder porque esperaba que Inglaterra ayudase a la República por lo que tenían que demostrar al imperialismo británico que el PC no iba a hacer una Revolución que trastocase los intereses británicos. Como muestra las palabras del traidor Carrillo o el olvido de la cuestión marroquí durante la Guerra ya que la independencia de Marruecos hubiese sido un golpe para la burguesía británica y también para la republicana.


Conclusiones

La táctica del Frente Popular fue una táctica justa, sin negar su trasfondo defensista y derrotista, pero fue mal gestionada por el PCE y la IC que se supeditaron a los interese de la burguesía nacional e internacional traicionando la política leninista del Frente Único Proletario. En cuanto a la cuestión Guerra o Revolución, ya hemos resumido ambas posturas y absolutizar cualquiera de las dos (como hicieron el PCE o el POUM y la CNT) fue erróneo. Cierto es que lo que primaba era la Guerra, pero la tarea de la Revolución era posible en aquel momento en que la lucha de clases llegó hasta tal punto que se convirtió en Guerra abierta entre clases. El PCE debió seguir una política militar propia aunque manteniendo su alianza provisional con la burguesía, al igual que Partido Comunista Chino era aliado del Kuomintang en su lucha contra el Japón, pero ambos hacían la Guerra conforme a sus intereses: El Partido Comunista Chino no se dejó arrastrar por la burguesía y mientras hacía la Guerra creaba Nuevo Poder en las zonas liberadas, en vez de mantener el régimen de explotación como estaba haciendo el PC en España.

jueves, 8 de octubre de 2009

A Antonio Pertejo, por su ejemplo comunista.

ARTICULO PUBLICADO EN EL NUMERO ESPECIAL DE ESPACIO ROJO (AGOSTO 2009)

"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles."
Bertolt Brecht

Es difícil escribir sobre alguien al que no has llegado a conocer personalmente pero los jóvenes comunistas de Zamora tenemos una cuenta pendiente, con un hombre que a pesar al que el fascismo nos lo arrebató, su ejemplo sigue vivo, estoy hablando de Antonio Pertejo secretario político del Radio del Partido Comunista de España (seic) de Zamora.
La idea de reeditar los artículos que escribió en el periódico “La tarde” entre marzo y abril del año 1936 nos rondó la cabeza durante mucho tiempo, básicamente para que este patrimonio político no lo perdamos y podamos rendirle el merecido homenaje a una persona que quienes lo conocieron definen como abnegado y valiente militante y que como deja constancia en sus escritos creía firmemente en sus ideas revolucionarias.

Breve esbozo biográfico-político.

Antonio Pertejo nace en Zamora Capital en el seno de una familia de clase media acmodada, lo cual daría que dentro de ella existieran varias tendencias políticas dentro de ella, en el año 1910. Su educación es realizada en el colegio terminando los estudios secundarios e incorporándose a su trabajo de escribiente en la sede zamorana del Banco de España.
Desafortunadamente no podemos contrastar las fuentes que nos hablan de cuando empieza su militancia dentro del PCE, lo que si sabemos por el estudio realizado por el colectivo investigador que tomó su nombre que su militancia comienza dentro de la Federación Local de Sindicatos de la cual sería vicesecretario. A partir de los actos revolucionarios de Asturias en los cuales ni el PCE ni tampoco su sindicato la CGTU son en ningún momento organizaciones hegemónicas pero dentro de los cuales participan activamente, si comenzará a tener cada vez más una importante presencia dentro del movimiento obrero de masa dentro del Estado español, lo mismo ocurre en la capital zamorana cuando el Partido va asentándose en la capital, disputando abiertamente al PSOE la hegemonía dentro de las secciones sindicales mas combativas de la Federación Local gracias a la enérgica y decidida militancia de camaradas como Antonio Pertejo.
A pesar de ello trabajo activamente por la unidad dentro del movimiento obrero en la capital zamorana, siendo uno de los militantes junto con Vicente Rueda dentro de la Federación Local de Sociedades Obreras.
Es uno de los principales impulsores del Frente Popular en Zamora, aunque el PCE no deja de ser una organización minoritaria en aquellos momentos pasa a convertirse en una organización cualitativamente superior a las otras organizaciones que forman la coalición de izquierdas, teniendo en su mano la aprobación de la lista frentepopulista. Es en esta época cuando la popularidad y el prestigio militante de Antonio Pertejo comienzan a hacerles sombra a las figuras obreras del PSOE y la UGT.
La sublevación militar fascista del 18 de Julio sorprende en la capital zamorana a Antonio, que consciente de que ante los ojos del pueblo era inocente, no huye de la capital. La confección de unas hojas clandestinas excitando a los obreros y al pueblo a la resistencia bajo el nombre de “Boletín de Información de las Organizaciones Obreras” sería la prueba de cargo que le valdría la pena capital. Antonio Pertejo fue detenido el seis de agosto y se dirige en una última carta a su madre “la mujer que más quiero en estos momentos”.Escribe que se va a morir “con la conciencia tranquila”, alude a las torturas a que él y sus compañeros fueron sometidos, “cuando recibo algún daño me acuerdo de los que están en peores condiciones”, y llama a la resistencia contra los golpistas, “animando a mis camaradas para que sigan en la brecha”. Sería fusilado junto con su compañero secretario de la UGT Manuel Antón el día 8 de Agosto de 1936.
El ejemplo de comunista que nos legó debe ser conocido por toda la juventud antifascista y revolucionaria de nuestra ciudad, nuestra provincia, región, país continente…por la lección de firmeza y profesión revolucionaria, por todo esto Antonio Pertejo siempre estará entre vivo entre nosotros porque sigue vivo en todos aquellos que hoy seguimos luchando por conquistar la roja primavera. Como dijo nuestro camarada y poeta Miguel Hernández:

"Aunque el otoño de la historia cubra vuestras tumbas con el aparente polvo del olvido, jamás renunciaremos ni al más viejo de nuestros sueños”

martes, 6 de octubre de 2009

Número Especial de Espacio Rojo

A la par que publicamos nuestro ER nº 15, editamos una tirada especial de Espacio Rojo en homenaje al comunista zamorano Antonio Pertejo. En este número Especial presentamos cuatro artículos de pertejo titulados "La Revolución Proletaria" en los que se trata la problemática del Frente Popular tras la victoria electoral. Además damos un repaso a la historia del Partido Comunista de Zamora en los años de la II República y estudiamos el Frente Único Proletario, táctica de la Comintern salida en su III Congreso y en el que se justificaría Dimitrov y el VII Congreso de la Internacional Comunista para implementar la táctica del Frente Popular.
Este número de Espacio Rojo puede descargarse en pdf desde kaosenlared.

Las Tareas Actuales...

ARTICULO PUBLICADO EN EL Nº 15 DE ESPACIO ROJO (AGOSTO 2009)
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¡Crisis, crisis, crisis! En todos los lugares se habla de crisis; en la prensa burguesa, en la radio, en la TV, en los bares, en nuestros barrios, en el currelo y por supuesto en la prensa comunista. Se analizan causas y efectos de esta “nueva crisis” (como si el capitalismo no fuese una perenne crisis para las masas explotadas). Los análisis son generalmente buenos, el problema llega cuando intentamos dar una respuesta a nuestra clase que le permita salir de la crisis, aunque quizás el problema sea el que los comunistas hablemos, sin más, de “salir de la crisis”.

Y es que la situación actual debería llamar a la reflexión a todas las organizaciones e individuos que realmente sean revolucionarios. Todos los analistas coinciden en que la actual crisis del capital es la mayor desde la que precedió a la II GM, sin embargo ¿que se está consiguiendo? Es triste ver cómo ni siquiera los adalides del trabajo de masas son capaces de organizar una huelga general en el Estado español y lo más que podemos hacer es campaña por la huelga general (a la espera de que la convoquen los sindicatos amarillos), como si la huelga general fuese, por otro lado, la panacea a las desdichas de la clase obrera. En cuanto a huelgas generales no queremos pasar por alto la penosa postura que nuestros camaradas del EPK adoptaron en la huelga general de Mayo en Euskal Herria, escudándose en que se trataba de “una huelga política” ¿acaso un comunista no debe transformar las reivindicaciones económicas en políticas? Pero daremos una tregua a nuestros camaradas del Norte, quizás todavía estén desorientados por no estar en el gobierno de la CAV gestionando la opresión nacional y de clase junto al PNV y EA.

La Internacional Comunista aprobó en 1921 la táctica de Frente Único Proletario pues ya en 1920 Lenin decía que la vanguardia proletaria estaba ganada para el comunismo y que a partir de ahí era cuando se debía ganar a las masas para la Revolución Socialista.

Parece ser que hoy día la vanguardia también está ganada para la causa, de momento daremos por válida esta falsa idea de que nuestras masas actuales son las amplias masas proletarias. Bien ¿cómo vamos a ganarlas para la causa del comunismo? La tarea de la vanguardia consiste en fusionarse con el movimiento de masas, elevando la conciencia de la clase para que comprenda la necesidad de la dictadura del proletariado y del comunismo, algo que solo comprenderá desde su propia experiencia y no desde el sindicalismo y la lucha económica, que no son ni siquiera el aspecto principal al que tiene que referirse la vanguardia proletaria en su acercamiento a las masas. ¿acaso un obrero va a comprender la necesidad de derrocar por la violencia todo orden social existente desde la lucha sindical (esa es una tesis anarquista, pequeñoburguesa)?. O ¿van a adquirir los obreros conciencia para sí, entendiendo que la dictadura proletaria es necesaria para exterminar al capital, cuando llevan décadas escuchando a los comunistas hablar de la legalidad republicana, del parlamentarismo burgués o de la llamada transición pacífica al socialismo, presentada en los últimos tiempos como “socialismo del s. XXI”.?

Con monsergas de este tipo solo se perpetúan los prejuicios legalistas y pequeñoburgueses que tienen los obreros, prejuicios provenientes de su propia situación como sujetos alienados, unida a la falta de un referente revolucionario que los eduque en la necesidad de su dictadura de clase para autoemanciparse de la esclavitud asalariada. Sin esta educación comunista de las masas, lo “más revolucionario” que veremos será las luchas espontáneas y económicas de los obreros (como la de los obreros del metal de Ponte Vedra a principios de este verano), un enfrentamiento agradable frente al monótono sindicalismo socialfascista de los Toxo y los Méndez de turno, pero que sin una dirección consciente y con vistas al objetivo de derrocar al Estado burgués, se convierte en una lucha tan reaccionarias como las que predican CCOO, UGT y la CEOE, pues en el fondo solo persiguen mejorar la esclavitud, pero no superarla.

Terminando ya con este supuesto de que las masas actuales son las hondas masas explotadas, volvamos a la cruda realidad. La vanguardia teórica del proletariado está fraccionada en innumerables “escuelas”. Una de ellas es la de los autoproclamados marxista-leninistas, que a su vez están fragmentados en grupos que van desde la defensa de la “democracia participativa” hasta la defensa de la Guerra Popular como aportación universal al marxismo-leninismo.

Por eso nuestra tarea principal es comprender el marxismo-leninismo para así poder deslindar con todos aquellos revisionistas que se esconden tras la falsa careta del comunismo. Mediante la lucha de dos líneas tenemos que expulsar a los reformistas del movimiento revolucionario único modo de llegar a la predicada unidad comunista, otra bonita consigna que todas las organizaciones suelen presentar, aunque en realidad el 99% de ellas practiquen el sectarismo (en cuanto a siglas, pues los programas republicanos tienden cada vez a parecerse más y más). Y es que este tema de la unidad comunista debería ser tratado al modo marxista, es decir, desde la dialéctica: antes de la unidad está lucha de contrarios para poder transformarse y llegar a una unidad dialéctica. Por tanto la consigna en cuanto a la lucha de dos líneas para reconstituir el Partido Comunista ha de ser Lucha, Transformación y Unidad. Observar la cuestión de otro modo sería utilizar una visión burguesa y por tanto reaccionaria y anti-marxista.

Los comunistas no podemos renegar de la lucha sindical ni de la lucha económica de las masas, entre otras cosas porque nosotros también somos proletarios y entre que llega y no la Revolución tenemos que comer. Pero actualmente poner todas nuestras energías en las luchas inmediatas significa olvidar el futuro del movimiento, nuestra principal tarea es la lucha ideológica desde el marxismo-leninismo contra toda suerte de oportunistas, mal o bien intencionados.

Este olvido en que se deja las grandes, las fundamentales consideraciones en aras de los intereses momentáneos del día, esto de perseguir éxitos pasajeros y de luchar por ellos sin fijarse en las consecuencias ulteriores, esto de sacrificar el porvenir del movimiento por su presente, podrá hacerse por motivos ‘honrados’, pero es y seguirá siendo oportunismo, y el oportunismo ‘honrado’ es quizá el más peligroso de todos...
(Engels)

¿Reforma o Revolución?

ARTICULO PUBLICADO EN EL Nº 15 DE ESPACIO ROJO (AGOSTO 2009) QUE ADEMÁS SIRVIÓ DE BASE PARA LA INTRODUCCIÓN A LA CHARLA ¿REFORMA O REVOLUCIÓN? EN LA QUE PARTICIPARON LA UJCE, EL MAI, EL PCPE Y EL CC 27S.
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Corría el mes de abril de 1899 cuando Rosa Luxemburgo escribió esta obra en un momento duro y complicado para el movimiento socialista y en especial para el Partido Socialdemócrata Alemán, dentro del cual militaba. La política que había asumido gran parte de la militancia y de la dirección del SPD había conseguido instituir en su seno el reformismo mas rancio y trasnochado. Aquella infamia política tenía nombre, era mi más ni menos que Eduard Bernstein, uno de los mayores elementos revisionistas y contrarrevolucionarios que la II Internacional albergaba en sus entrañas.

En el prólogo de Reforma o revolución, la autora deja clara cuál es verdaderamente la auténtica razón que le mueve a escribir el texto en cuatro frases que le permiten deslindar con la idea de la reforma que supedita a los intereses de la burguesía lo que debe ser el fin último para todos aquellos que nos reclamamos comunistas: “Su teoría tiende a aconsejarnos que renunciemos a la transformación social, objetivo final de la socialdemocracia, y hagamos de la reforma social, el medio de la lucha de clases, su fin último. El propio Bernstein lo ha dicho claramente y en su estilo habitual: “El objetivo final, sea cual fuere, es nada; el movimiento es todo”. El análisis es certero y diáfano, la contrarrevolución se asienta en torno a dos cuestiones políticas fundamentales: por un lado el reformismo, “hagamos de la reforma social, el medio de la lucha de clases, su fin último”; y por otro, el espontaneísmo, “el objetivo final, sea cual fuere, es nada; el movimiento lo es todo”. Con estas premisas, hemos conseguido de alguna forma poner en cuestión esa concepción científica y racional de que la Historia es lineal y no cíclica. A pesar de que haya mediado más de un siglo entre lo que la camarada Luxemburgo escribió y lo que algunos de las organizaciones que nos denominamos comunistas decimos en nuestros documentos políticos, éstos reproducen de forma implícita el debate entre Bernstein y la revolucionaria espartaquista. ¿Cómo es posible que hayamos conseguido detener el reloj de la Historia después de haber pasado ante nuestros ojos los hitos y hazañas del proletariado mundial? ¿Hemos conseguido cegar la voluntad revolucionaria asumiendo el discurso del enemigo? ¿O es nuestra miopía revolucionaria la que nos ha conminado a olvidar cuál es nuestra esencia y cuáles son motivos de nuestra existencia? Obviamente, los errores cometidos por parte de nuestros referentes históricos, crítica que debemos hacer extensible a todos aquellos países en los que el socialismo fue algo “real”, y el triunfo final de las tesis revisionistas y liquidadoras tanto en la Unión Soviética como en China, son indicativas de que esta gran empresa que es acabar con el sistema de opresión y acumulación capitalista y la creación de la nueva sociedad no es una tarea fácil y que necesita del máximo trabajo y abnegación para destruir hasta el mas mínimo vestigio de “lo viejo”. El resultado de todo esto es la actual situación de postración y derrota de la que es víctima no sólo el movimiento y por ende el proletariado, sino lo que es más grave, la misma ideología que ha sido relegada, a pesar de ser la concepción más avanzada del mundo que sintetiza y sistematiza los tres pilares fundamentales del pensamiento, y ha pasado a ocupar un lugar marginal, ya no dentro de lo que se ha dado en llamar los “movimientos sociales” que se inscriben dentro del amplio espectro de la autodenominada “izquierda transformadora”, sino también, aunque suene a anatema, dentro del ámbito estrictamente académico y científico.

Ahora bien, ¿cuáles deben ser las tareas en la actualidad de los destacamentos de vanguardia? ¿Debemos perdernos en el laberinto político que supone que las organizaciones comunistas nos dediquemos a organizar las luchas inmediatas de las masas o a volver a armarnos de conciencia revolucionaria para que ese trabajo de masas tenga verdaderamente una proyección política en la elevación de éstas? El repunte actual de las luchas inmediatas en base al nuevo ataque por parte del capital contra la aristocracia obrera, ha puesto a las organizaciones revisionistas en pie de guerra, descubriéndoles un nuevo camino, obviamente y como es propio de ellos, el mas corto, hacia las masas. La actual crisis del capitalismo, que no es más que un nuevo episodio del atasco sistémico del pútrido sistema social que otorga la posición dominante a una minoría frente a la mayoría subalterna, parece haberse revelado como la chispa que puede encender la pradera y que puede conseguir de alguna forma que el oportunismo táctico de algunos se apunte un tanto para sus proyectos. No es mínimamente honesto plantear una salida a la crisis intentando reformar el sistema; mostrarles a las masas el rostro amable del capitalismo es todo aquello que Rosa Luxemburgo rechaza en Reforma o revolución; por lo tanto, los autodenominamos comunistas con sus soluciones a corto plazo que intentan encontrar una salida intermedia que concilie ciertos intereses con los de la clase obrera, sólo se convierten en los “Bernstein’s” de turno, colocándose en el plano mas alejado del fin último de los comunistas: el comunismo.

Desgraciadamente, el tiempo y las derrotas no nos han dado la perspectiva que deberían y, mientras, el movimiento sigue inmerso en las tinieblas y camina a tientas en busca de extraños fuegos de artificio, frentes populares y terceras repúblicas; pero no hay nada que no tenga solución: hay que plantearse de forma seria y honesta cuál debe ser nuestra misión actual en el Estado español para enmendar todos aquellos errores que nos han llevado siempre a sucumbir en una maraña de derrotas políticas sociales y bélicas, pero que analizadas con un verdadero método dialéctico pueden catapultarnos a la victoria. Esto es lo que escribía Rosa Luxemburgo poco antes de ser asesinada vilmente por las fuerzas de la contrarrevolución, en Berlín, tras el intento de asalto al cielo del proletariado alemán en 1919: “¿Qué nos enseña toda la historia de las revoluciones modernas y del socialismo? El primer estallido de la lucha de clases en Europa: el levantamiento de los tejedores de seda de Lyón, terminó en una derrota. El movimiento cartista en Inglaterra terminó en derrota. La insurrección en París en 1848 fue una derrota. La Comuna de París resultó otra terrible derrota. El camino hacia el socialismo está sembrado de derrotas. Y sin embargo paso a paso ese camino conduce a la victoria final. ¿Dónde estaríamos nosotros hoy sin esas derrotas?"

Debate sobre la Unión Soviética. II

Carta de respuesta de la Juventud Comunista de Zamora al camarada REDMETAL del foro de la Unión de Jóvenes Comunistas de Madrid

RESPUESTA AL CAMARADA redmetal DEL FORO UJC-MADRID

Antes de nada, te damos las gracias camarada por contestar de forma crítica a nuestro artículo. Nuestra respuesta se ha alargado más de lo que pensábamos (tanto en el tiempo como en el papel) por lo que más que una respuesta directa hacia tu crítica es una ampliación de nuestro artículo anterior. Yendo a lo concreto, coincidimos contigo en que los bolcheviques PARTEN de una concepción correcta del Estado, pero esa concepción va degenerando con el tiempo. Respecto a “la vieja guardia socialdemócrata” tiene su parte de culpa sí, pero quien reinstaura el poder burgués en la URSS no es la generación que hizo la Revolución, sino la que se desarrolló ya bajo el poder de los Soviets. Acabando con la situación de las masas proletarias, nos parece el tuyo un aporte interesante que intentamos complementar. Ahí va nuestra carta de respuesta, salud camarada.

La ideología es de suma importancia en la lucha por el Comunismo. La Ideología Comunista es el instrumento a partir del cual surge el Partido leninista de nuevo tipo, que a su vez es el medio o instrumento que permite a la clase obrera llegar a la Dictadura del Proletariado, como paso al Comunismo. Por tanto los errores ideológicos por mínimos que sean trascienden a la praxis del Partido y a la Dictadura Revolucionaria, acrecentándose hasta tal punto que “toman el control” y destruyen al Partido y a la Revolución. Por eso se hace tan necesario, en el período de recomposición ideológica y de lucha de dos líneas en el que estamos, recordar el ¿Qué hacer? de Lenin que se encuadra en un período más o menos similar al actual: “En estas condiciones, un error, “sin importancia” a primera vista, puede causar los más desastrosos efectos, y sólo gente miope puede encontrar inoportunas o superfluas las discusiones fraccionales y la delimitación rigurosa de los matices. De la consolidación de tal o cual matiz puede depender el porvenir de la socialdemocracia rusa por años y años”.1*

Debido a lo importante del asunto, nos retrotraeremos, en la historia del bolchevismo hasta sus orígenes, algo que por falta de papel no hicimos en nuestro artículo “La Unión Soviética, una crítica necesaria”.

El “lugar ideológico” y el desarrollo del bolchevismo

Los bolcheviques nacen como ala izquierda del POSDR en su II Congreso de 1903, tras la fracción del Partido entre bolcheviques y mencheviques. Los mayoritarios eran los defensores del marxismo revolucionario en Rusia y en Europa frente al reformismo burgués de la II Internacional. Del resto de la socialdemocracia, de la que ellos formaban parte, les separaban cuestiones tácticas así como los medios a utilizar por parte del proletariado para liberarse de la esclavitud asalariada. Cuestiones que se resolverán con la nueva concepción del Partido proletario y con el sentido revolucionario que se le da a la Dictadura del Proletariado. Pero el corpus ideológico que los marxistas rusos tenían, en los inicios del bolchevismo, era el mismo que el de la II Internacional puesto que el marxismo que había llegado a Rusia era ese marxismo castrado que imperaba en Europa de la mano del SPD de Kautsky, cuando la clase obrera alemana se situaba a la vanguardia del proletariado internacional.

Karl Kautsky, marxista determinista, propugnaba el derribo del capitalismo desde la lucha económica, desde el reformismo que “erosionaba” al régimen burgués. Según Kautsky el proletariado debía hacerse dueño del gobierno y así poder dirigir el Estado burgués para sus propios fines. La visión revisionista de este alemán, identificaba la simple expropiación de los capitalistas con el fin de las clases sociales, pues según él ya no habría clases al disfrutar todas las personas de igualdad de derechos jurídicos. Muchos de los planteamientos de Kautsky se encuentran, de forma tácita, en los planteamientos del revisionismo moderno, los cuales han de ser combatidos desde el marxismo-leninismo: programas reformistas de distinto pelaje, exaltación de las luchas diarias de corte sindicalista olvidando los principios revolucionarios, visión dogmática y pequeñoburguesa del parlamentarismo que se traduce en un abusado cretinismo parlamentario, etc. etc.

Frente al revisionismo que lo dominaba todo, Lenin retoma el marxismo revolucionario y no solo eso sino que lo eleva cualitativamente: No basta con expropiar al capital para acabar con las clases, sino que es necesaria toda una época histórica, la dictadura del proletariado o socialismo, que no se desarrolla sobre sus propias bases sino sobre las del capitalismo y que tiene que extinguir la división social del trabajo pues es la base de toda sociedad de clases. Respecto al Estado, los proletarios no pueden tomar una máquina hecha contra ellos, los proletarios tienen que destruir el Estado burgués. Lenin vuelve al campo de la Revolución y aplica lo aprehendido a las necesidades inmediatas de la revolución rusa: 1º ganar la hegemonía del marxismo entre la vanguardia y 2º ganar la hegemonía del proletariado en la Revolución pendiente. Esta época del bolchevismo en la que prepara la Revolución deslindando para ello con todo el revisionismo y los enemigos de clase, es una época de fuerte trabajo ideológico pues se sentaron principios marxistas que nos acompañan hasta hoy (a pesar de los añadidos y las falsas interpretaciones que se han hecho): La cuestión nacional, la caracterización del capitalismo monopolista, la cuestión del Partido… en definitiva un reposicionamiento ideológico que permitió derrotar a los enemigos de la Revolución: populistas, marxistas legales, economistas y mencheviques. Y por supuesto al estado burgués.

Expuesta brevemente la restitución ideológica del marxismo revolucionario que hicieron los bolcheviques, está claro que al iniciarse la construcción del socialismo se partía de una base acertada en cuanto a la caracterización del Estado como órgano de clase y al uso que de él han de hacer los proletarios.

La “realpolitik” en la Rusia Soviética

Solucionadas las contradicciones en el seno del proletariado, el Partido bolchevique se prestó a la lucha contra la burguesía, expulsada del poder en la Gran Revolución Socialista de Octubre. Para los bolcheviques llega el momento de llevar a la praxis la concepción proletaria del mundo.

El gran problema que se presenta a los bolcheviques es el atraso económico de Rusia, lo que obligó a que la Dictadura Proletaria se realizase en alianza con el campesinado pobre (asimilación del programa agrario eserista). La solución a este atraso económico fue la implantación de la NEP (1921) el capitalismo de Estado que era la antesala al socialismo, al igual que ocurría en los Estados capitalistas: en la fase imperialista del capitalismo se tiende al monopolio de Estado que permite un mayor desarrollo de las fuerzas productivas y abre las puertas al socialismo, como lo expresa Lenin: “El capitalismo monopolista de Estado es la preparación material más completa para el socialismo, su antesala, un peldaño de la escalera histórica entre el cual y el peldaño llamado socialismo no hay ningún peldaño intermedio.” 2* Mediante esta preparación económica los bolcheviques pretenden desarrollar la industria y el campo para así hacer más fácil la socialización de los medios de producción. En este momento se produce una dualización entre lo político (lucha de clases) y lo económico (fuerzas productivas) algo que en las circunstancias pareció hacerse necesario pero que supuso el inicio de la brecha entre lo político y lo económico, brecha que con el paso del tiempo irá creciendo y será aprovechada por los elementos burgueses del aparato estatal soviético. La división entre ambos terrenos, justa en ese momento, se ve por ejemplo en estas palabras del dirigente bolchevique: “El socialismo es inconcebible sin la gran técnica capitalista basada en la última palabra de la ciencia moderna (…) Al mismo tiempo el socialismo es inconcebible sin la dominación del proletariado en el Estado: eso es también elemental.”3*

En 1918 Lenin había definido el capitalismo de Estado como una relación social que en la Rusia Soviética se caracterizaba por el vínculo entre propiedad estatal de los medios de producción en manos de la dictadura proletaria y la gestión de estos medios al modo capitalista. Lenin desestima aquí la vieja teoría kautskiana de expropiación = socialismo, demostrando que aunque intervenga el Estado proletario en la economía aún puede mantenerse el capitalismo como relación social productiva.

Volviendo al dualismo político-económico, en 1921 se antepone lo económico, estableciendo la ya mencionada Nueva Política Económica. El debate sobre este dualismo no hace más que empezar justo cuando las fuerzas de Lenin empiezan a flaquear. El líder revolucionario fallece en 1924 y la brecha no se cierra, quedando separadas las fuerzas productivas de la lucha de clases. Ni que decir tiene de qué lado de la manta tirarán los elementos oportunistas que van creciendo a la sombra, o más bien a la espalda, del proletariado soviético.

La NEP finaliza con éxito en 1928. El capitalismo de Estado ha desarrollado fuertemente la agricultura y la industria sacando de la extrema miseria a millones de obreros del campo y la ciudad a los que el capitalismo había condenado a la esclavitud asalariada. Llegan los Planes Quinquenales, la planificación socialista de la economía, con el propósito de socializar los medios de producción. La lucha de clases no ha cesado ni un solo momento en la URSS que en la nueva etapa se centrará en los kulaks, campesinos ricos que han visto crecer su fortuna gracias a la NEP y que ahora se oponen a la colectivización del campo, con los koljós, como forma de continuar la Revolución Comunista en la Unión Soviética. La guerra de clases se recrudece en el campo, finalmente los kulaks son derrotados en la década de los 30. Se comete entonces un error que se paga a corto-medio plazo en la URSS. Eliminado el peligro kulak se da por finiquitado el peligro de reinstauración capitalista desde dentro de la Unión Soviética lo que lleva a la “relajación” de la lucha de clases, lo que no implica que dentro del Partido se lleve a cabo una lucha a muerte contra el trotskismo y otros sectores a los que se tiene por enemigos de la Revolución. Una lucha cuyo radio de acción fue demasiado largo y que quizás debería haberse quedado más cerca del Partido visto la deriva que años después tomó su dirección (XX Congreso del PCUS). La “relajación” de la lucha de clases se plasma en la Constitución de 1936 donde se habla constantemente del pueblo soviético como si en su seno no hubiese diferencias, algo que se repite en el “Manual de economía política de la Unión Soviética” (de 1955) sobre el que Mao Tse-Tung escribiría una crítica que se recoge en “La Construcción del Socialismo”:

“23. ¿Es la "unanimidad" la fuerza motriz
del desarrollo de la sociedad?

En la página 413(del Manual) está escrito que el socialismo está "unánimemente" unido, que es "sólido como una roca" y que la unanimidad constituye "la fuerza motriz del desarrollo de una sociedad".

Si se admite que, en una sociedad socialista, hay solamente la unidad y la unanimidad y que no hay contradicciones internas, si se rehúsa admitir que las contradicciones constituyen la fuerza motriz del desarrollo de la sociedad, se refuta entonces la ley de la universalidad de la contradicción y se abandona la dialéctica. Sin contradicción no hay movimiento. Pues bien, es gracias al movimiento que se desarrolla una sociedad. En la época del socialismo, las contradicciones siguen siendo la fuerza motriz del desarrollo de la sociedad. Se trabaja por la unidad y se está en la obligación de luchar por ella precisamente porque no existe la unanimidad. Si la unanimidad fuese perfecta, ¿por qué sería necesario todavía trabajar sin cesar por la unidad?

(…)

32. La contradicción es la fuerza motriz
del desarrollo de la sociedad socialista

Allí (en el Manual) se afirma que, en el sistema socialista, las contradicciones no son contradicciones irreconciliables. Esta manera de expresarse no está de acuerdo con la dialéctica. Todas las contradicciones son irreconciliables. ¿Donde las contradicciones están reconciliables? Ciertas contradicciones son antagónicas, otras no lo son. Pero no se puede decir que haya contradicciones irreconciliables y contradicciones reconciliables. Aunque no haya guerra en el sistema socialista, la lucha existe siempre, una lucha entre diferentes facciones en el seno del pueblo. (…) en una sociedad socialista existen aún capas sociales conservadoras y grupos que recuerdan a los "grupos privilegiados" de otras épocas. Existen aún diferencias entre los trabajadores intelectuales y los trabajadores manuales, entre la ciudad y el campo, entre los obreros y los campesinos. Estas contradicciones, a pesar de su carácter no antagónico, deben resolverse por medio de luchas.” 4*

Ya están sentadas las bases para la reinstauración burguesa. Se separa el concepto de dictadura del proletariado del de socialismo como si fuesen etapas políticas diferentes, dando al traste con la justa concepción de las tareas del Estado proletario que se tenía al inicio de la Revolución. Se ha producido un retroceso ideológico en el que se vuelve al kautskismo identificando al Estado con el Socialismo como si se hubiesen eliminado todas las bases de la existencia de clases, ya que “en la sociedad socialista no hay contradicciones irreconciliables”. El viejo dualismo del que hablamos arriba se “soluciona” equivocadamente: se sobreponen las fuerzas productivas a la lucha de clases, lo que es aprovechado por el aparato administrativo que actúa libremente al no tener encima la dictadura del proletariado, que ha sido liquidada y que permite que esos elementos burgueses escalen posiciones en el aparato estatal y en el Partido hasta que la correlación de fuerzas les es favorable, lo que ocurrió en el XX Congreso del PCUS. Los revisionistas que ya son mayoría en la dirección del Estado se muestran como verdaderamente son, un atajo de oportunistas burgueses y por supuesto anti-comunistas. Liquidan a los comunistas que quedaban en el partido (asesinato de Beria…) y a nivel internacional adoptan posturas socialchovinistas (ya vistas en la liquidación de la Komintern) y socialimperialistas, eliminando todo vestigio de marxismo-leninismo, aunque eso sí, respetando a Lenin como icono sin contenido para justificarse a ellos mismos como dirigentes, como ocurre hoy en la China socialimperialista con las fotografías y las obras de Mao.

Estas son las cuestiones que permiten a la burguesía subir al poder en la URSS: estancamiento de la lucha de clases y eliminación del proletariado como clase dominante devolviéndola a su lugar en la producción como clase explotada a la que se puede sangrar en pro del desarrollo de las fuerzas productivas (igual que en la “nueva” China). Volviendo una vez más al dualismo política-economía, también Mao le dedica una crítica en La Construcción del Socialismo: “Stalin no destaca más que la tecnología y los cuadros técnicos. Ignora la política y las masas” (Mao se refiere a los “Problemas económicos de la Unión Soviética” documento elaborado por J. Stalin) “No habla (Stalin) del papel del hombre ni del de los trabajadores. Hay que saber que sin movimiento comunista es difícil llegar al comunismo”5*

La situación de las amplias masas proletarias

La constitución del Partido proletario de nuevo tipo en Rusia, supuso un hito en la historia de la humanidad. Por primera vez se produce la unidad dialéctica entre ser social y conciencia, unidad que transforma y eleva a ambas, permitiendo su fusión en ese organismo social que es el Partido Comunista, capaz de dar al mismo tiempo contenido material a la teoría y de inducir una dirección consciente al devenir histórico. El ser social, el proletariado, es autoconsciente y está en proceso de autotransformación. Así comienza el proletariado ruso su andadura como vanguardia de la Revolución Proletaria Mundial, como transformador de la realidad y de sí mismo. Pero las amplias masas apenas han asimilado la teoría revolucionaria debido a la rapidez con la que avanzó la lucha de clases en Rusia a principios del s. XX. El subdesarrollo social de la sociedad rusa también fue un contratiempo para la Revolución. Como la clase obrera no tenía conocimientos técnicos y solo le sobraba inexperiencia a la hora de dirigir un Estado, se vieron los bolcheviques obligados a mantener en sus puestos a miles de técnicos, de administrativos… del viejo régimen que trabajarían bajo la supervisión del proletariado. Con ese objetivo se crearon órganos de Control Obrero en las fábricas (ya desde 1917) que serían la base para crear el Consejo Supremo de Economía Nacional (VSNJ), cuyo presidente pertenecía al Consejo de Comisarios del Pueblo. El VSNJ era un órgano centralizado aunque se desarrollaron también Consejos de Economía Regionales.

Más tarde se crearon las Conferencias de Producción a fin de dar voz a los obreros, pero estos participaban en calidad de obreros, es decir, partiendo de su posición preestablecida en la producción lo que los negaba como sujeto revolucionario, por lo que estas Conferencias no triunfaron. A pesar de todos estos intentos de dar voz al proletariado, la dirección de las empresas seguía haciéndose mayoritariamente desde arriba y la organización de la empresa se realizaba en base a resultados, manteniéndose el trabajo a destajo. Pervivía el trabajo asalariado, prueba de la existencia de la relación social capitalista (El Capital) a pesar de que los dirigentes revisionistas salidos del XX Congreso se permitiesen el lujo de hablar de socialismo pleno, algo por otro lado bastante absurdo pues si el socialismo es pleno es ya comunismo.

En cuanto a la Perestroika y la Glasnot, a la que te refieres en tu crítica, estas son el resultado final, la solución, de las contradicciones en el seno de la burguesía burocrática soviética que es la que ejercía su dictadura de clase en la URSS desde que se disolvió el llamado “triunvirato” -Molotov, Beria, Malenkov- posterior a la muerte del camarada J. Stalin. Si la gran burguesía que quería reponer por completo el capitalismo en Rusia no se llevó el gato al agua hasta los 90, fue precisamente por contradicciones entre facciones de los burgueses, sin quitarle méritos al proletariado soviético que aun desalojado del poder mantendría su empuje durante cierto tiempo.

Breve balance final

Mao Tse-Tung, gran defensor de Stalin en plena época de apostasías y anti-estalinismo (fórmula para ocultar el anti-marxsimo), expuso en su balance sobre el periodo de dirección del georgiano, que en esa época se cometieron un 70% de aciertos y un 30% de errores. Quizás Mao tuviese razón, pero lo cierto es que los errores fueron cualitativamente superiores, sino difícilmente habría subido al poder el revisionismo nada más desaparecer de escena Stalin. La última cita de nuestra respuesta, la hemos extraído del Partido Comunista de Nepal (maoísta) en un balance de este período que realizó justo antes de abandonar la línea roja para abrazar ese revisionismo que hoy parece empaparlo todo: “Es más es importante reconocer que sus errores contienen dos aspectos: los cometidos inevitablemente debido a la falta de experiencia de la dictadura del proletariado, y los causados por errores ideológicos. No fue posible prevenir los primeros, pero los segundos sí.”6*

1* Lenin. ¿Qué hacer? Progreso, p. 25.

2* Lenin. Contra el dogmatismo y el sectarismo en el Movimiento Obrero. Progreso, p. 121.

3*Lenin. Contra el dogmatismo y el sectarismo en el Movimiento Obrero. Progreso, p. 119.

4* Mao Tse-Tung. La Construcción del Socialismo. Notas de Lectura acerca del Manual de Economía Política de la Unión Soviética. http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/Mao(SP)/CSEs.html

5* Mao Tse-Tung. La Construcción del Socialismo. Acerca de los Problemas Económicos del Socialismo en la URSS de Stalin (Noviembre 1958) http://www.marx2mao.com/M2M(SP)/Mao(SP)/CSEs.html

6* PCN(m). Documentos II Conferencia Nacional, incluidos en el Dossier Nepal del Movimiento Anti-imperialista, p. 50.