martes, 12 de febrero de 2008

El nuevo hombre; a Ernesto Che Guevara en el 40º Aniversario de suncaída en combate



La ciudad de Rosario en el centro de Argentina veía nacer en 1928 a uno de los hombres que por su teoría y práctica revolucionaria se ha convertido en uno de los principales referentes para los intelectuales y para las masas.
Ernesto Guevara lucha por sobrevivir, un niño flacucho y asmático que a consecuencia de su enfermedad no tuvo una infancia fácil en lo sanitario aunque la pertenencia de sus padres a la clase media le facilitó su recuperación.
El joven Ernesto tras acabar sus estudios secundarios comienza a interesarse por los temas sociales al ver que el régimen peronista aunque empapado de un discurso social y de defensa de los trabajadores no cambiaba la situación colonial de Argentina que a pesar de ser una de las repúblicas mas antiguas del mundo su dependencia del capital financiero extranjero no hacía viable una independencia real.
La verdadera llamada política le llegará al Che poco después de doctorarse en medicina de la manos de dos colegas profesionales Alberto Granado y Hugo Pesce, ambos marxistas revolucionarios y con quienes comenzara un viaje a través de la América mayúscula que le llevará a visitar el noroeste de Argentina y el Perú y a tomar contacto con la realidad de la mayoría de las poblaciones indígenas del país andino.
No es casualidad que el Perú marcará al Che dado que es el pensamiento de Juan Carlos Mariategui uno de los más brillantes marxistas latinoamericanos fuera el autor de cabecera del doctor Pesce a la sazón militante del Partido Comunista del Perú.
A partir de la experiencia viajera y solidaria la revolución se convertirá en el primer horizonte para el Che. En 1954 se desplaza a vivir a México es allí donde trabará amistad con Fidel y Raúl Castro será desde allí desde donde partirá el yate GRANMA que los llevaría a desembarcar en la isla caribeña. Da ahí a la Sierra Maestra, de la sierra a comandar la columna que conquisto Santa Clara y de ahí a entra victorioso en la Habana.
Su periplo de hombre revolucionario y antiimperialista consecuente le llevaría al Congo a entrenar a las guerrillas que combatía en el corazón africano contra la opresión imperialista que asesinó a Patricio Lumumba y posteriormente a Bolivia donde los títeres del imperio pusieron precio a su cabeza, muriendo heroicamente junto a mucho de sus camaradas en la localidad de La Higuera en 1967.
Todos los jóvenes antiimperialistas y revolucionarios tenemos una deuda con quien dio su vida y echo su suerte como dijo el gran poeta cubano José Martí con los pobres de la tierra. Nuestra tarea prioritaria hoy es despojarlo de ese halo aventurero del que algunos oportunistas se han aprovechado para llenar prendas de vestir con su imagen desconociendo totalmente su acción y su pensamiento.
Nunca morirá este revolucionario porque sigue vivo allá donde los pueblos luchan.

A Che

Lo han cubierto de afiches / de pancartasde voces en los murosde agravios retroactivosde honores a destiempolo han transformado en pieza de consumoen memoria trivialen ayer sin retornoen rabia embalsamadahan decidido usarlo como epilogocomo ultima thule de la inocencia vanacomo anejo arquetipo de santo o Satanásy quizás han resuelto que la única forma de desprenderse de Elo dejarlo al garetees vaciarlo de lumbreconvertirlo en un héroede mármol o de yeso y por lo tanto inmóvilo mejor como mitoo silueta o fantasmadel pasado pisadosin embargo los ojos inerrables del chemiran como si no pudieran no mirarasombrados tal vez de que el mundo no entiendaque treinta anos después siga bregandodulce y tenaz por la dicha del hombre.

Mario Benedetti



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