El Nuevo escenario político que se presenta antes de la campaña electoral es cuanto menos atemorizante. El Estado ha respondido como solo sabe hacerlo por los medios expeditivos que le exige su condición de Estado capitalista y a través de sus brazos ejecutores.
El estado de excepción permanente al que se ha sometido a los movimientos sociales durante la última parte de la legislatura del gobierno del PSOE es fruto de la nueva estrategia ideada por oscuros personajes que no hace demasiados años tuvieron que pasar por sede judicial para intentar su implicación en escándalos de terrorismo de Estado. La criminalización de la disidencia social es la forma de avisar a los jóvenes para que sepan lo que les espera si se organizan e intentan todos y todas juntos construir otro modelo de sociedad que no participe de los valores que nos impone hoy el capitalismo en su forma imperialista, en cuyo tablero somos los peones que les defenderán de los reyes enemigos mientras ellos permanecen en la retaguardia escondidos tras la alambrada de los privilegios que les otorga formar parte de la clase dominante.
Las recetas para curar las contradicciones que provoca el sistema capitalista son las mismas de siempre: la represión , el miedo y el terror. Aunque para algunos estas actitudes sean exponente de la fuerza del “Estado de Derecho” lo único que demuestra es la debilidad de una forma de entender la política como brazo armado del capitalismo, que sitúa en el punto de mira a quien se atreve a poner en cuestión el actual “estado de las cosas” y que solamente aguardan las tenebrosas mazmorras de las cárceles del capital.
El macro proceso 18/98 es el más claro ejemplo de la nueva estrategia de los ideólogos del bloque dominante que a través de la Audiencia Nacional, es decir el Tribunal de Orden Público, pretende amedrentar al pueblo vasco para que abandonen el movimiento popular que desde varias décadas resiste los envites del Estado español. Penas de cárcel e ilegalizaciones para tener contentos a quienes sostienen las columnas del entramado político, judicial y financiero del sistema. Pero la nueva táctica de la clase dominante excede el conflicto en Euskalherria. La ultraderecha tomando las calles incitando al odio contra los trabajadores inmigrantes, los dignos y honestos obreros Cándido y Mórala entrando en prisión, la difamación ejercida por los poderes mediáticos contra el movimiento antifascista tras el asesinato del joven Carlos Palomino, los desalojos a los Centros Sociales o de la Cañada Real Galiana de Madrid junto a la imagen de los dibujantes de la revista “El Jueves” citados a declarar por criticar el incansable trabajo de la monarquía son los ejemplos del nuevo tiempo de palo largo y mano dura que el partido único de la burguesía el PPOE ha ideado para todos nosotros, los que no nos creemos nada de sus embustes sobre la democracia burguesa y sus supuestas libertades publicas.
Mantener la chusma a raya sigue siendo necesario, porque para ellos es lo que somos la escoria social que así merece ser tratada, por eso hoy más que nunca, en guardia y a por ellos tenemos la razón de la justicia
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