martes, 6 de octubre de 2009

Las Tareas Actuales...

ARTICULO PUBLICADO EN EL Nº 15 DE ESPACIO ROJO (AGOSTO 2009)
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¡Crisis, crisis, crisis! En todos los lugares se habla de crisis; en la prensa burguesa, en la radio, en la TV, en los bares, en nuestros barrios, en el currelo y por supuesto en la prensa comunista. Se analizan causas y efectos de esta “nueva crisis” (como si el capitalismo no fuese una perenne crisis para las masas explotadas). Los análisis son generalmente buenos, el problema llega cuando intentamos dar una respuesta a nuestra clase que le permita salir de la crisis, aunque quizás el problema sea el que los comunistas hablemos, sin más, de “salir de la crisis”.

Y es que la situación actual debería llamar a la reflexión a todas las organizaciones e individuos que realmente sean revolucionarios. Todos los analistas coinciden en que la actual crisis del capital es la mayor desde la que precedió a la II GM, sin embargo ¿que se está consiguiendo? Es triste ver cómo ni siquiera los adalides del trabajo de masas son capaces de organizar una huelga general en el Estado español y lo más que podemos hacer es campaña por la huelga general (a la espera de que la convoquen los sindicatos amarillos), como si la huelga general fuese, por otro lado, la panacea a las desdichas de la clase obrera. En cuanto a huelgas generales no queremos pasar por alto la penosa postura que nuestros camaradas del EPK adoptaron en la huelga general de Mayo en Euskal Herria, escudándose en que se trataba de “una huelga política” ¿acaso un comunista no debe transformar las reivindicaciones económicas en políticas? Pero daremos una tregua a nuestros camaradas del Norte, quizás todavía estén desorientados por no estar en el gobierno de la CAV gestionando la opresión nacional y de clase junto al PNV y EA.

La Internacional Comunista aprobó en 1921 la táctica de Frente Único Proletario pues ya en 1920 Lenin decía que la vanguardia proletaria estaba ganada para el comunismo y que a partir de ahí era cuando se debía ganar a las masas para la Revolución Socialista.

Parece ser que hoy día la vanguardia también está ganada para la causa, de momento daremos por válida esta falsa idea de que nuestras masas actuales son las amplias masas proletarias. Bien ¿cómo vamos a ganarlas para la causa del comunismo? La tarea de la vanguardia consiste en fusionarse con el movimiento de masas, elevando la conciencia de la clase para que comprenda la necesidad de la dictadura del proletariado y del comunismo, algo que solo comprenderá desde su propia experiencia y no desde el sindicalismo y la lucha económica, que no son ni siquiera el aspecto principal al que tiene que referirse la vanguardia proletaria en su acercamiento a las masas. ¿acaso un obrero va a comprender la necesidad de derrocar por la violencia todo orden social existente desde la lucha sindical (esa es una tesis anarquista, pequeñoburguesa)?. O ¿van a adquirir los obreros conciencia para sí, entendiendo que la dictadura proletaria es necesaria para exterminar al capital, cuando llevan décadas escuchando a los comunistas hablar de la legalidad republicana, del parlamentarismo burgués o de la llamada transición pacífica al socialismo, presentada en los últimos tiempos como “socialismo del s. XXI”.?

Con monsergas de este tipo solo se perpetúan los prejuicios legalistas y pequeñoburgueses que tienen los obreros, prejuicios provenientes de su propia situación como sujetos alienados, unida a la falta de un referente revolucionario que los eduque en la necesidad de su dictadura de clase para autoemanciparse de la esclavitud asalariada. Sin esta educación comunista de las masas, lo “más revolucionario” que veremos será las luchas espontáneas y económicas de los obreros (como la de los obreros del metal de Ponte Vedra a principios de este verano), un enfrentamiento agradable frente al monótono sindicalismo socialfascista de los Toxo y los Méndez de turno, pero que sin una dirección consciente y con vistas al objetivo de derrocar al Estado burgués, se convierte en una lucha tan reaccionarias como las que predican CCOO, UGT y la CEOE, pues en el fondo solo persiguen mejorar la esclavitud, pero no superarla.

Terminando ya con este supuesto de que las masas actuales son las hondas masas explotadas, volvamos a la cruda realidad. La vanguardia teórica del proletariado está fraccionada en innumerables “escuelas”. Una de ellas es la de los autoproclamados marxista-leninistas, que a su vez están fragmentados en grupos que van desde la defensa de la “democracia participativa” hasta la defensa de la Guerra Popular como aportación universal al marxismo-leninismo.

Por eso nuestra tarea principal es comprender el marxismo-leninismo para así poder deslindar con todos aquellos revisionistas que se esconden tras la falsa careta del comunismo. Mediante la lucha de dos líneas tenemos que expulsar a los reformistas del movimiento revolucionario único modo de llegar a la predicada unidad comunista, otra bonita consigna que todas las organizaciones suelen presentar, aunque en realidad el 99% de ellas practiquen el sectarismo (en cuanto a siglas, pues los programas republicanos tienden cada vez a parecerse más y más). Y es que este tema de la unidad comunista debería ser tratado al modo marxista, es decir, desde la dialéctica: antes de la unidad está lucha de contrarios para poder transformarse y llegar a una unidad dialéctica. Por tanto la consigna en cuanto a la lucha de dos líneas para reconstituir el Partido Comunista ha de ser Lucha, Transformación y Unidad. Observar la cuestión de otro modo sería utilizar una visión burguesa y por tanto reaccionaria y anti-marxista.

Los comunistas no podemos renegar de la lucha sindical ni de la lucha económica de las masas, entre otras cosas porque nosotros también somos proletarios y entre que llega y no la Revolución tenemos que comer. Pero actualmente poner todas nuestras energías en las luchas inmediatas significa olvidar el futuro del movimiento, nuestra principal tarea es la lucha ideológica desde el marxismo-leninismo contra toda suerte de oportunistas, mal o bien intencionados.

Este olvido en que se deja las grandes, las fundamentales consideraciones en aras de los intereses momentáneos del día, esto de perseguir éxitos pasajeros y de luchar por ellos sin fijarse en las consecuencias ulteriores, esto de sacrificar el porvenir del movimiento por su presente, podrá hacerse por motivos ‘honrados’, pero es y seguirá siendo oportunismo, y el oportunismo ‘honrado’ es quizá el más peligroso de todos...
(Engels)

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