“el capitalismo trata de mantener una confusión sumamente cómoda entre propiedad privada basada en el trabajo propio y propiedad privada capitalista basada en el trabajo ajeno” Carlos Marx
El campesino tipo del campo castellano-leonés es el pequeño productor individual. Trabajador, pero sin ser un proletario; dueño de los medios de producción, pero sin ser un explotador de trabajo ajeno. Este sujeto adquiere un papel secundario o indirecto en la lucha de clases entre explotadores y explotados, es decir, en las contradicciones entre capital y trabajo. Pero eso no le convierte en un sujeto social “neutro” ajeno a esta lucha pues los intereses de todas las clases sociales acaban identificándose en última instancia con una de las dos grandes clases antagónicas de la sociedad capitalista: el proletariado o la burguesía.
El pequeño campesino forma parte de la base material del Estado burgués en calidad de propietario de los medios de producción, que formalmente no está sometido como lo está el trabajador asalariado. Se identifica con un Estado al que defiende pues sus intereses de clase pasan por perpetuar su posición de privilegio en el proceso productivo. Dicho de otro modo, el pequeño campesino de los Estados imperialistas, como los Estados de la UE, es objetiva y subjetivamente reaccionario. Teme y odia el cambio, pues como clase social rémora de la etapa de transición entre el feudalismo y el capitalismo lleva siglos sintiendo en sus carnes su descomposición como clase.
El capitalismo al dividir a la sociedad en dos grandes bloques, productores y expropiadores, no hace excepciones en las relaciones productivas de nuestro campo: una parte de los campesinos, como toda clase pequeñoburguesa, se convierten en capitalistas acumulando terrenos y contratando, para explotarlo, trabajo ajeno. La otra parte del campesinado, la mayoría, cae en las garras del mercado de trabajo, se proletariza y tiene que vender sus tierras por lo que queda desposeído de los medios de producción y se ve obligado a vender su fuerza de trabajo. En todos nuestros pueblos vemos a muchos campesinos que para subsistir tienen que trabajar para un capitalista a la par que laboran las tierras que en muchos casos ya no son suyas. Con sus tierras en manos de un capitalista, el pequeño productor se ve abocado a emigrar a la ciudad donde ya no será un “hombre libre” y se confundirá con una masa de millones de esclavos asalariados. Pero ni mucho menos esto es nuevo, sino que es el desarrollo objetivo del sistema de producción capitalista sistema que pone en cada vez menos manos la propiedad sobre los medios de producción y a la vez socializa la producción, una contradicción que ya advertiría Carlos Marx en “El Capital” y que se une a la contradicción de que es el desarrollo de la pequeña propiedad la que ha creado las condiciones para su propia extinción.
La situación del campesinado es bien conocida por la burguesía monopolista, clase dirigente de los Estados imperialistas cuya principal característica es que el grado de desarrollo del capitalismo ha convertido al capital financiero en el puntal base del régimen social. Así la burguesía sabe que el pequeño campesinado está bajo su influencia, no solo por la propaganda dominante sino porque la situación objetiva del campesinado lo coloca bajo esta, y por ello dedica ingentes cantidades de dinero para mantener la forma de vida de esta clase social a pesar de hacerlo en contra de la historia. Y es que esta es otra de las contradicciones del sistema social capitalista: El desarrollo capitalista arruina al pequeño productor que se ve obligado a venderse como obrero, pero a la vez la burguesía pretende que esta clase perdure en el tiempo lo máximo posible pues es una clase aliada en su lucha contra el proletariado.
La burguesía monopolista utiliza medidas como la PAC para homogeneizar el mercado europeo y hacerlo competitivo respecto al de otros países (con el único fin de mantener a la pequeña burguesía agraria pues esta política económica es nociva para los intereses mercantiles de la burguesía europea a la que le sale más rentable explotar el campo en Asia o Latinoamérica que en Europa), impone aranceles a los productos extranjeros, ofrece compensaciones a las exportaciones de productos europeos para rebajar sus precios en el mercado exterior, realiza inversiones para la mejora de las fuerzas productivas y de los productos… Todas estas medidas demuestran hasta que nivel el Estado burgués planifica el mercado e impone tanto la producción como el consumo de los productos que le interesa. Esto evidentemente está en contra del liberalismo, pero esa teoría económica y política existe solo en los libros de historia y fue superada por el propio desarrollo de la “libre propiedad” hasta tal punto que hoy la economía es un monopolio que se reparte una pequeña parte de la población, la burguesía monopolista, en alianza con otras clases como la pequeña burguesía, el pequeño campesinado, la burocracia estatal o la aristocracia obrera, capas sociales todas ellas que por su posición objetiva en los Estado imperialistas son reaccionarias.
La situación del campo es el producto lógico del desarrollo del capitalismo en su fase imperialista. La pequeña producción individual choca con la constante socialización de las fuerzas productivas. Las tierras de cultivo cada vez pertenecen a un grupo más reducido de la sociedad que ya no conforma como antaño una clase aparte, la clase de los terratenientes, ya que la mayoría de los grandes propietarios pertenecen a la clase monopolista y sus negocios agrícolas son uno más dentro de su gran cartera de negocios.
Las tareas pendientes en el campo son las propias de la Revolución Socialista y la Dictadura del Proletariado. El proletariado en el poder acelerará el proceso iniciado por la dictadura burguesa, pero a la inversa.
Si el desarrollo del capitalismo consiste en desposeer a la clase productora para darle más propiedades a los capitalistas, el proletariado erigido en clase dominante socializará no solo la producción sino las fuerzas productivas convirtiendo a los productores en dueños efectivos de los medios de producción que explotarán conforme al interés general y no como hasta ahora bajo los intereses de una minoría.
La Revolución Socialista deberá imponer en el campo el cooperativismo socialista. Esto chocará con los intereses pequeñoburgueses del campesinado que actualmente para no proletarizarse se une en cooperativas capitalistas. La cooperativa bajo el Estado burgués es una empresa más que compite y que se convierte en explotadora de trabajo ajeno y que ni mucho menos soluciona el problema del pequeño campesino. De hecho el que se unan en estas cooperativas ya muestra el grado de descomposición al que ha llegado esta clase que ve la única solución a la proletarización en su unión como productores, unión que a su vez se convierte en defensora del capitalismo al que pretendía “combatir”. Y en cierto sentido no van mal encaminados, pero estas actuaciones que son producto de la conciencia social del campesinado que se plasma en sus organizaciones de clase (ASAJA, COAG, UPA…) todas ellas reaccionarias, no van contra las contradicciones del régimen capitalista, no van a las causas del problema que es el desarrollo del capitalismo. Son tan solo reformas y por tanto contrarrevolucionarias pues la justa solución a estas contradicciones del sistema pasa por la revolucionarización de la sociedad, algo que solo puede llevar a la Praxis el proletariado por su situación objetiva dentro del sistema productivo siempre que logre dotarse de Conciencia Revolucionaria y pueda plasmarla orgánicamente en Partido Comunista como fusión del Socialismo Científico y el movimiento obrero.
“no hay que disimular las contradicciones del régimen capitalista, sino ponerlas al desnudo (…) no es apagar la lucha de clases sino llevarla a cabo hasta el fin” “… hay que ser revolucionario y no reformista” José Stalin
Si en otras partes del Estado español como en Andalucía, donde existen miles de obreros del campo, las tareas de la Revolución Socialista pasan por la apropiación de los obreros de los medios de producción, aquí la tarea de la clase obrera será socializar la producción mediante el cooperativismo socialista. Y es que el campesino castellano-leonés no quiere tierras como puede quererlas el jornalero andaluz. El pequeño propietario quiere mantener su producción y su propiedad individual algo que es imposible dado el desarrollo de las fuerzas productivas.
Pero aun siendo objetiva y subjetivamente una clase reaccionaria, el campesino al no ser explotador de trabajo ajeno no puede ser observado como observamos a los capitalistas. En este sentido la Revolución Socialista debe procurar en el campo con cautela amortiguando en lo posible los golpes a esta clase que es una clase trabajadora (aunque privilegiada) y que por tanto deberá ponerse del lado de la clase obrera cuando esta ejerza su dictadura de clase.
No obstante esta será una ardua tarea que será imposible llevar a término con la propaganda política y deberá ser un movimiento práctico (la dictadura del proletariado) quien arranque al pequeño productor campesino de su posición objetiva y subjetiva y le haga entender que su lugar está junto a los obreros revolucionarios y no junto a sus explotadores.
.....................................................................................
Imagen 1: La policía nacional detiene a un ganadero castellano durante una manifestación en Valladolid. Los estratos más bajos de la clase campesina defienden por cualquier medio su posición en el sistema social productivo.
Imagen 2: Representantes de ASAJA, COAG, UCCL y UPA reunidos con el presidente de la Comunidad Autónoma Castellano-Leonesa. Los campesinos mejor acomodados y adaptados al desarrollo del capitalismo monopolistas pactan con las clases dirigentes, de las que son aliados políticos.
.....................................................................................
La Génesis del Capital
Tendencia histórica de la acumulación capitalista
(En estos párrafos extraídos de la obra de Carlos Marx “El Capital”, hemos querido resumir la síntesis marxista del desarrollo de la propiedad desde el pequeño productor hasta el futuro socialismo pasando por la etapa capitalista. Para una mejor comprensión de la cuestión recomendamos el estudio de “La Génesis del Capital”)
“La acumulación originaria (capitalista) significa solamente la expropiación del productor directo, o lo que es lo mismo, la destrucción de la propiedad privada basada en el trabajo propio”
“Este modo de producción* supone el fraccionamiento de la tierra y de los demás medios de producción (…) solo es compatible con unos límites estrechos y primitivos de la producción de la sociedad. Querer eternizarlo equivaldría, como acertadamente dice Pecqueur, a “decretar la mediocridad general”. Pero al llegar a un cierto grado de progreso, él mismo crea los medios materiales para su destrucción”
“La propiedad privada fruto del propio esfuerzo es desplazada por la propiedad privada capitalista que se basa en la explotación de la fuerza de trabajo ajena (…) una vez que el modo capitalista de producción se mueve ya por sus propios medios, el rumbo ulterior de la socialización del trabajo y de la transformación de la tierra y demás medios de producción en medios de producción explotados socialmente, es decir, sociales, y por tanto, la marcha ulterior de la expropiación de los propietarios privados, cobra una forma nueva. Ahora ya no es el trabajador que gobierna su economía el que debe ser expropiado, sino el capitalista que explota a numerosos obreros”
*Marx se refiere a la pequeña propiedad campesina como la que aún pervive en nuestro campo.
JUVENTUD COMUNISTA DE ZAMORA. ABRIL 2010
¿Osea que el yugo capitalista no se puede aceptar, pero el yugo pancastallano si?
ResponderEliminarVamos a ver, un poco de seriedad. El artículo comienza hablando del campo castellano (que como cualquiera pensaría parece que hablamos de los campos de Ourense, Badajóz, Almeria, o Vitoria). Luego resulta que de lo que se habla es del campo "castellano-leonés". Osea que se ve que el título niega la realidad leonesa. Finalmente, el verdugo y el malo es el capitalismo atróz, pero que nada tiene que ver con el sangrante centralismo pucelano e impulsor de las ideas pancastellanistas.
La izquierda zamorana no tiene porque sentirse leonesa, es más ni incluso castellana. Pero de ahí a negar por un lado la evidencia de un hecho cultural e histórico y por otro lado, una aterradora realidad económica de pobreza y despoblamiento del ámbito rural de la región leonesa.
Tal vez sea errado nuestro comentario, pero tal vez es hora de plantarse frente a este capitalismo pucelano, creador de CyL y manipulador de la historia de los pueblos leonés y castellano, y decir:
BASTA YA DE MENTIRAS
NOSOTROS LUCHAMOS POR ZAMORA Y SU REGION, Y NO PARA VALLADOLID Y SU AUTONOSUYA
Zamora no es Castilla. Habláis de yugos en tono peyorativo, y sois vosotros los primeros que se los poneis a vuestra tierra. Estáis en contra del capitalismo, y os aliais con el capitalismo feroz castellanopucelano, negando la realidad de la Región Leonesa. Antes de reivindicar nada, lo primero que hay que hacer es ser coherente. ¡¡¡Autonomía y libertad para la Región Leonesa!!!
ResponderEliminarLos Pancastellanistas son españolistas disfrazaos, van de "casteztales" pero luego defienden y transigen con las "razones de estado" para contrarrestar los "separatismos periféricos" que pusieron como excusa los franquistas del Búnquer, que llevaron a crear una Comunidad Autónoma sin identidad nacional...
ResponderEliminarEl pancastellanismo chovinista que niega la identidad del Pueblo Leonés es cómplice y artífice del españolismo de la Izquierda Española,como el PCE...
Dijo Lenin:
“El error de la izquierda centralista reside en el hecho que por temor a hacer el juego al nacionalismo burgués de las naciones oprimidas ha beneficiado no solamente al nacionalismo burgués, sino también al nacionalismo ultrarreaccionario de la nación opresora”
-Pues bien, el pancastellanismo al negar la realidad leonesa le hace juego a la burguesía cerealista nacional-catolicista de Valladolid (esos que se expresaron y se expresan por medio de los papeles "El Norte de Castilla"), y al mismo tiempo al Nacionalismo Español de UPD, PP y demás morraya...
Otra cosa que dejan patente los castellanistas es su carencia de identidad, al incluir al País Leonés y otras naciones como Cantabria o Murcia en su Proyecto nacional; usando como argumento la pérdida de autonomía y la aculturación de estos territorios...
Castilla es España y lo demás tierra Castellanizada!!!
Hablan de España como estado opresor y cárcel de pueblos: y lo es. Pero...
¿No sería un Estado Opresor su Ancha Castilla que niega la identidad y el autogobierno a naciones vecina y hermanas?
"Un pueblo que oprime a otro pueblo, jamás será realmente Libre"
AXEBRA AUTODETERMÍN YA SOCIALISMU
Respecto a lo del uso del término "Castellano-leonés", a mi juicio un blog que se llama Espacio Rojo no debiera ser más reaccionario y más negacionista que el articulado estatutario; que defiende la birregionalidad desde el preámbulo, y destierra el término Castellanolenés por el de Castellano y Leonés.
ResponderEliminarEn tal caso deberíais de hablar de Campo Castellano y de Campo Leonés... además que los usos y produccionés son bien distintos en cada región e incluso por cada comarca...La problemática es distinta entre los campos cerealistas, que en las devesas o en las brañas ganaderas o las chousas fructícolas...
El campo Castellano-leonés no existe!!