(Texto base de la introducción de la JCZ a la charla sobre las JSU realizada en Zamora el pasado 9 de Julio y en la que participamos la JCZ y los CJC. Próximamente publicaremos un Espacio Rojo Monográfico sobre la historia de las JSU, realizado sobre la base de nuestra ponencia del día 9 de Julio)
Este acto político está organizado por la Juventud Comunista de Zamora y por los Colectivos de Jóvenes Comunistas en Zamora, organizaciones juveniles que se puede decir, somos herederas de las Juventudes Socialistas Unificadas, aunque no las únicas, pues la experiencia de lucha de los oprimidos es patrimonio de todo el pueblo.
La JCZ y los CJC venimos de esa tradición de las JSU, de esa línea frentepopulista que implementó la Comintern en su VII Congreso, allá por 1935, de la cual surgieron las JSU como fusión de las juventudes del PCE y del PSOE.
Aquel era un período de confrontación social directa, de lucha de clases encarnizada, de guerra de clases. En el período abierto tras la Revolución Socialista de Octubre, la Revolución Proletaria estaba candente y sobre Europa recaía la historia de la humanidad en forma de exacerbada lucha entre las clases: la burguesía para mantener el Poder, el proletariado para alcanzarlo y ejercer su dictadura de clase. En España, el movimiento obrero había desarrollado las contradicciones de clase, generado una crisis política en el seno mismo de las clases dominantes, que también tenían sus propias contradicciones, que se vieron obligadas a sacrificar la monarquía y convertirse al republicanismo como forma de garantizar la viabilidad del régimen capitalista. Pero no duró mucho la farsa y las masas proletarias, organizadas bajo la bandera roja o la rojinegra, seguían pujando por acabar con el Estado burgués, desarrollando así las contradicciones del régimen republicano burgués que desembocaron finalmente en la Guerra Civil, máximo exponente de la lucha política.
Esta situación, vivida aquí hace 80 años, sanciona que la crisis general del sistema político burgués, puede ser solo accionada desde posiciones revolucionarias que sepan insertarse en lo más hondo y profundo de la clase trabajadora y todas las masas oprimidas; y que aunque las crisis económicas abren brecha para la actuación política del proletariado revolucionario, éste ni debe ni puede esperar a que esto ocurra, sino que debe erigirse como consecuente vanguardia de la clase obrera y empezar a ser motor del cambio social desde la conquista de una justa línea revolucionaria enraizada en los principios del comunismo científico.
Pero ¿por qué rescatar ahora, 75 años después, la experiencia de las Juventudes Socialistas Unificadas?
En primer lugar porque este acto, además de servirnos para rememorar la historia de los hermanos y hermanas que nos precedieron en la lucha contra la esclavitud, forma parte de un proceso de estudio, de aprehensión, de análisis de la historia de la lucha de clases que como marxistas, como jóvenes trabajadores conscientes, observamos como necesario para desarrollar posteriormente nuestra actividad práctica revolucionaria, que está ligada indefectiblemente a la teoría, que no es otra cosa que la síntesis de la experiencia previa observada con las herramientas científicas de nuestra clase: el materialismo dialéctico e histórico.
En segundo lugar, porque el estudio y el debate en torno a una organización proletaria y juvenil de masas nos parece hoy más que necesaria, porque vivimos un momento, el del movimiento 15M, en que la juventud parece haber despertado del letargo y al igual que el Estado de las cosas le enajenaba hasta hace unos meses el ver de forma crítica la realidad, hoy esto mismo distorsiona y engaña sobre la cuestión de los instrumentos a los que debe asirse la juventud trabajadora para señalar el verdadero problema social y conocer su justa solución, para elevar la democracia a un nuevo estadio y, en definitiva, para revolucionar la sociedad.
La juventud necesita organización consciente para evitar que sus luchas sean reconducidas hacia el sistema, para no caer en la trampa de los mínimos o del pragmatismo vulgar al que le invitan los mass media, el aparato burocrático del Estado y los partidos burgueses y reformistas.
Porque creednos, que es ese pragmatismo, ese reformismo, esa idealización banal de la democracia burguesa, de la dictadura del capital, el que está empantanado realmente en el utopismo. Pues el interclasismo, la confraternización entre clases antagónicas, la gestión general de la dictadura particular de una clase, como plantean tantos hoy, es algo que ante la historia, ante la realidad material y objetiva, se muestra como una ensoñación demagógica que solo pretende, con mejores o peores intenciones, mantener al capital en su pedestal y al obrero encadenado.
Como ya hemos dicho, hoy la juventud trabajadora debe conquistar su conciencia revolucionaria, debe trabajar por restituir sus organizaciones revolucionarias que no podrán ser domesticadas por el régimen como si lo han sido todas las que han pretendido “cambiarlo desde dentro”.
Y todo ello en el largo camino de la lucha contra la dictadura burguesa y por el establecimiento de la democracia más amplia, de la dictadura revolucionaria del proletariado, del Socialismo, dispuesto para el objetivo histórico de acabar con las injusticias sociales paridas por la división social del trabajo y la división en clases sociales.
Juventud Comunista de Zamora,
9 de Julio de 2011
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