Línea Proletaria

Línea Proletaria
NUEVA WEB POR LA RECONSTITUCIÓN DEL COMUNISMO. ¡DESARROLLEMOS LA LÍNEA PROLETARIA! ¡VIVA LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!

lunes, 30 de enero de 2012

Los Soviets en la Revolución rusa (1/3)


Los Soviets en la Revolución Rusa
Sería imposible comprender la revolución rusa sin tener en cuenta el fundamental papel de los soviets, una de las más grandes aportaciones que hizo a la historia revolucionaria. Con los Soviets nacían las nuevas instituciones de democracia obrera, a través de las cuales las masas podían aspirar a ver realizados sus anhelos revolucionarios, y serían también el embrión del estado socialista soviético, las bases sobre las que se apoyarían los bolcheviques en la insurrección de Octubre y la posterior guerra civil.
Y sin embargo, por fundamental que fuera su papel, los soviets no serían una creación de lo más avanzado del proletariado, de la vanguardia constituida en el Partido Obrero Socialdemócrata bolchevique Ruso (el POSD(b)R, también conocidos como bolcheviques), ni de algunos de los líderes más brillantes de la historia comunista como era el caso de Lenin, sino que fueron fruto de la creatividad espontánea de las amplias masas obreras revolucionarias de un país atrasado y eminentemente campesino como era la Rusia zarista.


Nacimiento de los Soviets

La Rusia atrasada, bajo la influencia de una serie de factores históricos completamente originales, dio al mundo el primer ejemplo, no sólo de un salto brusco de la actividad espontánea en época de revolución de las masas oprimidas (cosa que ocurrió en todas las grandes revoluciones), sino también de la significación de un proletariado que desempeñaba un papel infinitamente superior a su importancia numérica en la población; mostró por vez primera la combinación de la huelga económica y la huelga política, con la transformación de ésta en insurrección armada, el nacimiento de una nueva forma de lucha de masas y organización de las masas de las clases oprimidas por el capitalismo, los Soviets.
Lenin. “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”.

Los Soviets aparecen en la historia por primera vez en 1905, en el marco de una insurrección espontánea de soldados, obreros y campesinos, a partir de una huelga política en San Petersburgo (después denominada Petrogrado, durante la era socialista Leningrado, y tras el triunfo definitivo de la reacción capitalista de nuevo San Petersburgo) que deviene en insurrección de las masas y sublevación de numerosos regimientos de soldados. En ese vacío de poder consecuencia del rápido colapso del estado zarista, las masas se organizan en los soviets de diputados obreros y soldados, donde eligen a sus representantes, siempre revocables, para que administren todas las esferas del poder estatal y económico.

Sin embargo, el contexto en que nacen de forma espontánea sólo puede ser calificado de particular; mientras el Estado ruso permanece bajo la forma de una monarquía absoluta y autocrática, sustentada por la vieja aristocracia, y obligada a emprender la “modernización” e industrialización del país por sus aspiraciones como potencia imperialista y la competencia de las potencias vecinas, en la sociedad rusa esta industrialización a marchas forzadas provoca el surgimiento de importantes contradicciones sociales, con una burguesía urbana que no ve satisfechas sus demandas democrático-burguesas en el zarismo, y una clase obrera joven, apenas sindicada y con escaso peso de la aristocracia obrera, pero imbuida de una ideología marxista madura y notablemente desarrollada en los países capitalistas de Europa Occidental.

En este contexto, las tensiones a las que se ven sometidas las clases sociales rusas como consecuencia de las guerras imperialistas, terminan de agudizar la tensión existente entre una sociedad protocapitalista y un Estado autocrático y semifeudal. Así es como la humillante derrota recibida en la guerra ruso-japonesa de 1905, prende la mecha insurreccional, que en pocas semanas se extiende por las principales ciudades de Rusia. Los campesinos se rebelan contra los terratenientes, las masas obreras transforman las reivindicaciones laborales en una huelga revolucionaria política, y los soldados, en su mayoría campesinos, se amotinan contra sus oficiales y se unen a los obreros en las calles al son de la Marsellesa. Así debe sonar toda revolución burguesa; salvo que en este caso, la burguesía rusa no tiene la fuerza ni la voluntad política para tomar las riendas de una insurrección que le coge a desmano mientras hacía malabarismos para salvar la monarquía zarista bajo una nueva fachada “constitucional”.

“... la humanidad no conoció hasta 1905 lo inmensa, lo grandiosa que puede ser y será la tensión de fuerzas del proletariado cuando se trata de luchar por objetivos verdaderamente grandes, de luchar de un modo verdaderamente revolucionario. (...). Delante iban los mejores elementos de la clase obrera, arrastrando tras de sí a los vacilantes, despertando a los dormidos y animando a los débiles. (...). Gracias a esta lucha, un nuevo espíritu agitó al pueblo ruso en su conjunto. Y sólo entonces fue cuando la Rusia feudal, sumida en un sueño letárgico, la Rusia patriarcal, piadosa y sumisa, se despidió del viejo Adán; sólo entonces tuvo el pueblo ruso una educación verdaderamente democrática, verdaderamente revolucionaria.
Lenin, “Informe sobre la revolución de 1905”

No era la primera vez en la historia que las masas populares armadas interpretaban un papel protagonista en el curso de una revolución burguesa; en 1789 sería la “chusma parisina”, los sans culottes, quienes armados asaltarán la Bastilla y tomarán el Palacio de las Tullerías. Sin embargo, las masas parisinas carecen de la conciencia de clase que sí estaba ya presente en el proletariado ruso; la clase obrera no ha alcanzado su madurez, y fluctúa entre las reminiscencias reaccionarias de artesanos y campesinos feudales, y la radicalidad democrática de la incipiente pequeña burguesía urbana. Por ello, aunque hasta 1795 no dejan de presionar a las distintas asambleas parlamentarias burguesas que surgen al calor de la revolución para ver satisfechas sus reivindicaciones, en ese momento histórico era imposible que dichas masas desclasadas pudiesen crear de forma espontánea sus propias instituciones, su propio poder en competencia con el recién nacido estado de la burguesía.

En 1905, las condiciones subjetivas del proletariado ruso, sí posibilitan el nacimiento de los Soviets, del poder proletario, durante el vacío causado por una revolución democrática pendiente. Así lo certifica Lenin, cuando apenas conoce la noticia desde el exilio escribe: “El Soviet de diputados obreros ha nacido de una huelga general, con motivo de la huelga y para propiciar los fines de la huelga. ¿Quién ha sostenido y ha terminado victoriosamente dicha huelga? Todo el proletariado, dentro del cual se cuentan, por fortuna en minoría, los que no son socialdemócratas. ¿Qué fines perseguía la huelga? Económicos y políticos, al mismo tiempo…”
Lenin. “Nuestras tareas y el soviet de diputados obreros.”

Ante los Soviets, la postura de algunos bolcheviques fue dubitativa en un principio, entre aquellos que rechazaban los soviets y pensaban que toda organización obrera revolucionaria debía estar dentro de los márgenes del Partido, y aquellos que abogaban por la participación en ellos de los revolucionarios. Sin embargo Lenin aprecia desde el principio, en 1905, la importancia histórica de esta nueva institución, pese a que las masas “soviéticas” abracen como referente a los oportunistas mencheviques. Por ello, Lenin llama a sus camaradas a “aprovechar la lucha conjunta con los camaradas proletarios, sin establecer diferencias por sus ideas, para predicar sin descanso y con firmeza el marxismo, la única concepción del mundo verdaderamente consecuente y verdaderamente proletaria.
“Cada paso de la lucha proletaria indisolublemente unido a nuestra actividad planificada y organizada de socialdemócratas, acercará cada vez más las masas de la clase obrera rusa a la socialdemocracia”.
Lenin. “Nuestras tareas y el soviet de diputados obreros”.

Fracasada la insurrección de 1905 gracias a la dubitativa postura de los oportunistas “socialdemócratas”, a la conciliación con los zaristas de los liberal-conservadores, y la inmadurez política de la clase obrera, los revolucionarios se enfrentarían a una oleada represiva que arrastraría a muchos al exilio, la cárcel o la horca. Sin embargo, la esperanzadora experiencia de su participación en los soviets quedaría como un recuerdo imborrable para las masas obreras rusas, y en el tiempo transcurrido entre 1905 y la insurrección de Febrero de 1917 este recuerdo no dejaría de alimentarse e idealizarse, manteniendo la llama revolucionaria en un proletariado al que le había bastado con apenas saborear las mieles de su dictadura de clase y del socialismo para anhelarlo con toda su fuerza.


¿Qué son los Soviets?

"Los Soviets -- decía Lenin ya en septiembre de 1917 -- son un nuevo aparato de Estado que, en primer lugar, proporciona la fuerza armada de los obreros y de los campesinos, fuerza que no está, como lo estaba la del viejo ejército permanente, apartada del pueblo, sino ligada a él del modo más estrecho; en el sentido militar, esta fuerza es incomparablemente más poderosa que las anteriores; en el sentido revolucionario, no puede ser remplazada por ninguna otra. En segundo lugar, este aparato proporciona una ligazón tan estrecha e indisoluble con las masas, con la mayoría del pueblo, una ligazón tan fácil de controlar y renovar, que en el aparato del Estado anterior no hay nada que se le parezca. En tercer lugar, este aparato, por ser elegibles y revocables a voluntad del pueblo, sin formalidades burocráticas, los hombres que lo integran, es mucho más democrático que los aparatos anteriores. En cuarto lugar, este aparato proporciona una sólida ligazón con las profesiones más diversas, facilitando de este modo, sin burocracia, las más distintas y más profundas reformas. En quinto lugar, proporciona una forma de organización de la vanguardia, es decir, de la parte más consciente, más enérgica y más avanzada de las clases oprimidas, de los obreros y de los campesinos, constituyendo, de este modo, un aparato por medio del cual la vanguardia de las clases oprimidas puede elevar, educar, instruir y guiar a toda la gigantesca masa de estas clases, que hasta hoy permanecía completamente al margen de la vida política, al margen de la historia. En sexto lugar, proporciona la posibilidad de conjugar las ventajas del parlamentarismo con las ventajas de la democracia inmediata y directa, es decir, reúne en la persona de los representantes elegidos por el pueblo la función legislativa y la ejecutiva. Comparado con el parlamentarismo burgués, es un avance de trascendencia histórica mundial en el desarrollo de la democracia. . .
Sin la iniciativa creadora popular de las clases revolucionarias no hubiera organizado los Soviets, la revolución proletaria en Rusia se vería condenada al fracaso, pues, con el viejo aparato, el proletariado no habría podido, indudablemente, mantenerse en el Poder. En cuanto al nuevo aparato, es imposible crearlo de golpe" (Lenin v. t. XXI, págs. 258-259).
Citado por J. V. Stalin. “La Revolución de Octubre y la táctica de los comunistas rusos”.

Con estas precisas palabras resumía Lenin “qué eran los soviets”, el germen de la dictadura del proletariado, la organización para la conquista y gestión democrática del poder ejecutivo y legislativo de las masas armadas bajo la vanguardia proletaria, y concienciadas a través de su práctica revolucionaria directa. Y cabe destacar que en este texto hable de “crear el nuevo aparato” del Estado Socialista, mientras que en otros textos sitúe su nacimiento espontáneo (según la experiencia revolucionaria rusa, pero que sin embargo no se repitió en ningún otro país).
 El embrión de la República Socialista Soviética, coexistiendo tanto en 1905 (con la monarquía zarista) como en 1917 (con el Gobierno Provisional) con un poder paralelo.

No hay comentarios: