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sábado, 6 de marzo de 2010

Carta a la militancia de la UJCE y al conjunto de organizaciones comunistas del Estado español (2)

FRENTES DE MASAS E INDEPENDENCIA POLÍTICA

Si hay algo que demasiadas veces se ha venido repitiendo dentro de la historia de nuestro movimiento ha sido la incapacidad de llegar a concebir que a cada periodo histórico le corresponden unas determinadas condiciones objetivas y subjetivas que determinan cual debe ser la táctica y la estrategia a seguir para llegar a conformar un escenario político y social que lleve a la conquista del poder por parte del proletariado. Este tipo de deficiencia se manifiesta hoy, en el enfoque que las organizaciones comunistas tienen de los frentes de masas, sin llegar a discernir muy bien, cuales son los frentes y cuales son las masas. La repetición mecánica de los esquemas propios de otros procesos revolucionarios, no sólo se manifiestan en el decimonónico concepto de asumirlos cómo un todo lineal y se pretenda, siguiendo esa estela, hacer una revolución de febrero y a la espera de la formación de una Asamblea Constituyente de todas las fuerzas políticas en el Estado español cómo paso previo a la conformación del gobierno proletario.

Hoy las tareas principales del movimiento comunista pasan, no por la lucha en los frentes de masas, sino por el paso previo que pasa por definir, cómo vanguardia revolucionaria de la clase obrera( es decir el sujeto revolucionario), cual es el objeto de la revolución haciendo un exhaustivo análisis del actual escenario en que se encuentra la lucha de clases en el Estado español para conocer verdaderamente cual es la actual correlación de fuerzas y por lo tanto que tareas se nos imponen para conseguir llegar a desprender el poso alienante que impone el sistema capitalista a las masas. Desgraciadamente la inercia histórica del movimiento se ha revelado como un auténtico lastre a la hora de enfocar nuestra política hacia el exterior. De forma obstinada hemos repetido los mismos errores, inmolando a nuestros propios cuadros, ya que sólo de esta forma puede definirse la política de masas que hasta el momento ha llevado a cabo la UJCE, sin que haya servido de nada la caída de la URSS, de la China comunista, de las democracias populares y lo que es más grave, por tratarse de nuestro círculo más próximo, la deriva revisionista de los Partidos Comunistas oficiales de la Europa occidental, que han terminado por convertirse en una correa de transmisión de la burguesía, dado que muchos de los que ocupan las cúpulas de estos partidos forman parte de los que siempre se han destacado por ser el principal enemigo del proletariado, la aristocracia obrera cuya caracterización principal es la línea política reformista que implementan dentro del movimiento obrero. Sobre estos elementos, que limitan su labor a la práctica y sienten total desprecio por la ideología y los que trabajan por ella mediante la lucha de dos líneas (a los que acusan de dogmáticos) ya advertía Lenin en 1902:

“La política tradeunionista de la clase obrera es precisamente la política burguesa de la clase obrera. ¡Y la formulación que esta “vanguardia” hace de su tarea no es otra que la formulación de política tradeunionista! Así, pues, que se llamen cuanto quieran socialdemócratas. ¡Yo no soy un niño, no voy a enfadarme por una etiqueta! Pero que no se dejen llevar por esos nefastos dogmáticos ortodoxos, ¡que dejen la “libertad de crítica” a los que arrastran inconscientemente a la socialdemocracia al cauce tradeunionista!”(1*)

¿Deben los revolucionarios participar en los sindicatos reaccionarios?

Bajo este epígrafe Lenin definía en su obra “La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo”, cómo la flexibilidad táctica respecto al trabajo de los comunistas cómo vanguardia debía traducirse en el trabajo de éstos en las organizaciones donde se encontraba el proletariado, no para tomar y copar los puestos directivos de los sindicatos sino para oponer a las posiciones de conciliación de la aristocracia obrera la lucha intransigente de las masas proletarias para con ésta.

"Pero la lucha contra la "aristocracia obrera" la sostenemos en nombre de las masas obreras y para ponerles de nuestra parte, la lucha contra los jefes oportunistas y socialchovinistas, la sostenemos para ganarnos a la clase obrera. Sería necio olvidar esta verdad elementalísima y más que evidente. Y tal es, precisamente, la necedad que cometen los comunistas alemanes " de izquierda", los cuales deducen del carácter reaccionario y contrarrevolucionario de los cabecillas de los sindicatos, la conclusión de que es preciso¡¡salir de los sindicatos!! ¡¡ renunciar al trabajo en ellos!!..".
(2*)

Aunque este libro de Lenin y la mayoría de sus párrafos han sido víctimas de interpretaciones perversas con la insana intención de que cada una de las familias comunistas pudiese justificar de forma infame su deriva reformista y sus concesiones al cretinismo parlamentario, la verdad es que la obra sintetiza de forma clara cual es el camino a seguir respecto al tema que ocupa este apartado del presente documento. Aunque no sólo se refleja en la cita de Lenin sino que para darle forma a este ejercicio de demagogia se pueden utilizar el principio de autoridad relativo a lo que este o aquel marxista dixit, sin que se ponga en el contexto adecuado, " No actuar en el seno de los sindicatos reaccionarios significa abandonar a las masas obreras insuficientemente desarrolladas o atrasadas a la influencia de los líderes reaccionarios, de los agentes de la burguesía, de los obreros aristócratas u "obreros aburguesados". (3*) Esto no es más que una demostración de dogmatismo furibundo que sólo puede ser contraproducente a efectos de definir cuales pueden ser nuestra actuación dentro de las organizaciones en que se encuentran las masas. A la utilización de esta obra de Lenin nosotros oponemos otra de sus partes en la que se manifiesta todo lo contrario a todo aquello que las organizaciones comunistas del Estado Español hacen:

“La tarea inmediata de la vanguardia consciente del movimiento obrero internacional, es decir, de los partidos, grupos y tendencias comunistas, consiste en saber llevar a las amplias masas (hoy todavía, en su mayor parte, soñolientas, apáticas, rutinarias, inertes, adormecidas) a esta nueva posición suya, o, mejor dicho, en saber dirigir no sólo el propio partido, sino también a estas masas, en la marcha encaminada a ocupar esa nueva posición. Si la primera tarea histórica (atraer a la vanguardia consciente del proletariado al Poder soviético y a la dictadura de la clase obrera) no podía ser resuelta sin una victoria ideológica y política completa sobre el oportunismo y el socialchovinismo, la segunda tarea que resulta ahora de actualidad y que consiste en saber llevar a las masas a esa nueva posición capaz de asegurar el triunfo de la vanguardia en la revolución, esta segunda tarea no puede ser resuelta sin liquidar el doctrinarismo de izquierda, sin enmendar por completo sus errores, sin desembarazarse de ellos.” (4*)

Esa referencia al oportunismo y al socialchovinismo debe de aplicarse hoy a todos aquellos que dentro del movimiento obrero hoy representan la oposición a la revolución y el apuntalamiento del sistema capitalista, esto es los sindicatos cómo ente abstracto y su concepción como depositarios de unas masas que tenemos que ganar para la causa comunista y que exige como paso previo quitarles la careta de heraldos de la clase obrera para mostrar su verdadera cara de defensores de los privilegios.

Lejos de justificar la entrega de los militantes de vanguardia a las garras del economicismo y el oportunismo mas vil, Lenin lo que plantea es la utilización de éstos cómo correa de transmisión, entiéndase, para que esas masas menos avanzadas sean las que mantengan en marcha el motor de la revolución proletaria y no cómo demasiadas veces suele ocurrir y ocurre, que la oración se vuelve por pasiva y los supuestos cuadros de vanguardia terminan convirtiéndose en meros sindicalistas en el peor sentido del término. Por lo tanto cuando Lenin plantea esta cuestión en “La enfermedad infantil” está haciendo referencia a esto: el trabajo de los comunistas en estos órganos de encuadramiento de masas solo puede tener como fin la agitación y la propaganda en contra de la propia esencia de los mismos.

La lucha sindical y el espíritu del sindicato se corresponden con un estadio concreto de la lucha de clases, enclavado en la primera mitad del siglo XIX, que sirve para que los trabajadores defiendan sus intereses inmediatos de clase y en torno a cuestiones puramente económicas: reducción de jornada, mejoramiento de salarios, etc. Este órgano de encuadramiento obrero empieza a quedar desfasado cuando se comienzan a formar los primeros partidos que se denominan socialistas, formados desde una óptica de independencia política y que ya no sólo quieren que los trabajadores se defiendan de las agresiones del capital sino que, a pesar de que esta aseveración tiene muchas aristas, plantean la conquista del poder político por parte de la clase obrera. El sindicato se convierte por tanto en una estructura supeditada al viejo partido socialdemócrata y por lo tanto pasa a ocupar un lugar subalterno a la hora de enfocar el proceso político, que con el tiempo y la agudización de las pugnas ínter imperialistas harían situarse a estas organizaciones en el sitio de la reforma social cómo aliado de la burguesía y mejor garante de sus intereses de clase.

Conciencia sindicalista y conciencia revolucionaria

Por lo tanto la actual situación en el Estado español y de las dos variables antes mencionadas, el actual estado de la lucha de clase y de la correlación de fuerzas, nos llevan a plantear que el sindicato sólo puede ser un frente cómo muchos otros que provocan las contradicciones del sistema capitalista. La verdadera transformación dialéctica que exige abandonar la lucha por la reformas para enfrentar, como mencionaba Lenin en el “¿Qué hacer?” por “la libertad y el socialismo”, debe hacerse desde el elemento consciente que supone una organización comunista y revolucionaria, es decir, desde el abandono de la posición de sujeto pasivo que le impone el sindicato al obrero, al que perpetua en su situación de explotado y desposeído de cualquier tipo de futuro, dado que acentúa la conciencia en sí, , para transformarla en conciencia de clase para sí, como máxima expresión y arma de combate de la clase obrera para enfrentarse a su misión histórica de acabar con la sociedad de clases.

“La conciencia política de la clase obrera no se le puede aportar al obrero más que desde el exterior, esto es, desde fuera de la lucha económica, desde fuera de la esfera de las relaciones entre obreros y patronos. La única esfera en que se puede encontrar estos conocimientos es la esfera de las relaciones de todas las clases y capas con el Estado y el gobierno, la esfera de las relaciones de todas las clases entre sí. Por eso a la pregunta: “¿qué hacer para aportar a los obreros conocimientos políticos?”, no se puede dar únicamente la respuesta con la que se contentan, en la mayoría de los casos, los militantes dedicados al trabajo práctico, sin hablar ya de los que se inclinan hacia el “economicismo”, a saber: “Hay que ir a los obreros”. Para aportar a los obreros conocimientos políticos, los socialdemócratas deben ir a todas las clases de la población, deben enviar a todas partes destacamentos de su ejército.”(5*)

El obrero, como tal, sólo es la manifestación económica puramente material de la opresión capitalista. Aunque la contradicción capital-trabajo sea la principal y por decirlo de alguna forma, la más tangible de éstas, no debemos olvidarnos que el sistema y la ideología burguesa dominante se manifiesta en una gran variedad de formas, no sólo en la propiedad privada de los medios de producción y en la apropiación de la plusvalía.

La actual función de los sindicatos (reaccionarios, amarillos o como queramos denominarlos) cumple una función muy específica en el actual estado de las cosas, habiéndose convertido éstos, en un verdadero problema para los trabajadores. Tanto UGT como CCOO representan todo aquello contra lo que los comunistas luchamos o deberíamos luchar por destruir, pues son los principales opositores a que los trabajadores puedan de alguna forma adquirir conciencia de quienes son sus verdaderos enemigos. Y no sólo esto, sino que de forma tácita los sindicatos han actuado como eslabón de enganche con la burguesía a través de actuaciones, ya no solo como las mas cotidianas dentro de los tajos, sino prestando su apoyo a proyectos que pretenden favorecer la construcción del actual polo imperialista continental pidiendo el voto favorable para la constitución de la Unión Europea, o mejor dicho de los Estado Unidos Reaccionarios de Europa.

Memorables son las actuaciones de los sindicatos amarillos en los grandes conflictos laborales como el de Sintel, en el que se demostró que los obreros actuaron de forma autónoma, al margen de los sindicatos y que el frente sindical es una lucha espontánea para la cual los trabajadores no necesitan ningún tipo de dirección, dado que ellos mismo se bastan para organizarse en la lucha por sus intereses económicos inmediatos, una lucha a la cual nos hemos “rebajado” los comunistas olvidando la lucha de clases en su conjunto . Esto nos demuestra que en el actual momento pretender organizar las luchas espontáneas de las masas trabajadoras respecto de sus intereses económicos es un completo error, dado que pretender hacerlo denota que somos miopes para comprobar que ellos mismos están en condiciones de desenvolverse en este tipo de luchas. Los ejemplos son claros. En los últimos cincuenta años hemos visto pasar ante nosotros un largo rosario de luchas llevadas a cabo por los obreros de forma autónoma sin injerencias de ningún tipo. Desde los sucesos del 3 de Marzo de 1976 en Gasteiz, a la oposición del cierre de los astilleros Euskalduna en Bilbao en los años ochenta. Las luchas en la naval de Xixón, de los trabajadores de Sintel o Delphi y todas las luchas cotidianas que a diario se dan en contra de los nuevos ataques que sufren los obreros por parte de un Capital que ha encontrado con la “derrota” del comunismo una vía expedita para hacer y deshacer a sus anchas. En este estadio de desarrollo del capitalismo, en el cual el capital financiero pesa mas que el capital industrial, fenómenos como la denominada deslocalización son su justo correlato, por lo que el desarrollo de esta lucha parcial, que se corresponde con el capitalismo embrionario del siglo XIX, debe ser sustituida por la lucha que consiga elevar a las masas que se encuentran encuadradas en cualquiera de los sindicatos de la geografía estatal hacia posiciones de transformación social, aunque claro está que para esto se consiga se necesita el elemento determinante que hoy no existe, el Partido proletario de nuevo tipo.

Lenin escribe la enfermedad infantil en plena época de expansión de la revolución de Octubre, es decir con la presencia de un referente revolucionario y por lo tanto en el desarrollo de un estadio de la conciencia revolucionaria que había prendido en las masas explotadas de tal forma que los conatos revolucionarios se extendían por toda la geografía europea y mundial haciendo que la burguesía temblase en cada huelga que era declarada por cualquier sindicato. Hoy no tenemos nada de esto, y esta razón nos imposibilita cualquier tarea a corto medio plazo para poder conquistar a aquellas masas menos avanzadas y que se encuentran encuadradas dentro de los sindicatos.

En el próximo Congreso de la UJCE se pone como una de las tareas principales algo que suena demasiado raro en la forma de expresarlo pero que nos da la razón: se habla de la “recuperación de la conciencia de clase”. A pesar de lo enrevesado del término, esto viene a demostrar que sin conciencia entendida como la capacidad que permite al ser humano aprehender las contradicciones objetivas que existen en el mundo, y su plasmación política y organizativa, es decir el Partido de nuevo tipo, no puede haber ningún tipo de aproximación a las masas alienadas que se encuentran dentro de los sindicatos. El momento actual por el contrario exige intentar atraer a otro tipo de masas que se encuentran en un grado más elevado de conciencia y como tales se han desprendido de todos los lastres pequeñoburgueses que imponen las luchas parciales y los métodos primitivos de trabajo.

En los últimos tiempos hemos podido comprobar cómo se han abierto con el repunte del movimiento antifascista las condiciones para la creación de un movimiento juvenil combativo y que en sus principios parecía tener un carácter antagonista. El desarrollo de los actuales acontecimientos le ha ido empujando hacia el reformismo, dado que se partía del espontaneísmo y de la base de que la contradicción principal está entre fascismo y democracia y no entre capitalismo y comunismo. Pero a pesar de todo ello la creación de espacios autónomos como los Centros Sociales Okupados han posibilitado de alguna forma algo que venía siendo muy necesario, la autogestión cultural de la clase obrera que en otros tiempos, y a otro nivel cualitativo, representaron las Universidades Obreras y en nuestro país las Casas del Pueblo desaparecidas tras la Guerra y la larga noche de la dictadura militar fascista.

Por lo tanto las tareas que nos exige el actual momento político pasa no por recuperar la conciencia de clase, sino por conseguir que la conciencia alcance su grado máximo y se plasme de forma política en una organización proletaria de nuevo tipo bajo los principios intransigentes del marxismo-leninismo para que a partir de la cúspide podamos ir descendiendo hacia los obreros para ganarlos para la causa proletaria, porque aunque muchos ya no lo crean tenemos un mundo que ganar.


NOTAS

(1*)Lenin. “¿Qué hacer?” Capítulo III, Política Tradeunionista y Política Socialdemócrata, Ed. Progreso, Moscú pg.84.

(2*) Lenin. " La enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo" Capítulo VI. Colección “Jóvenes Clásicos” (Editado por la UJCE) pg. 42

(3*) Carta de Engels a Marx en 1858 acerca de los obreros ingleses.

(4*) Lenin. “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”

(5*) Lenin. “¿Qué Hacer?” Capítulo III, Política Tradeunionista y Política Socialdemócrata, Ed.
Progreso, Moscú pg. 79

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