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martes, 13 de octubre de 2009

El Frente Unico Proletario, origen del Frente Popular

ARTICULO PUBLICADO EN EL NUMERO ESPECIAL DE ESPACIO ROJO (AGOSTO 2009)

Origen del Frente Popular: El Frente Único Proletario
En 1919 se creó la Komintern. Era la expresión político-organizativa a nivel internacional de la Gran Revolución Socialista de Octubre. La Revolución bolchevique despertó a la extrema izquierda de la socialdemocracia europea que pronto se dispuso a crear Partidos Comunistas en todo el continente con el fin de realizar en sus países la gloriosa gesta que el proletariado ruso había llevado a cabo. Pero para lograr la emancipación de la humanidad los Partidos estatales debían unirse internacionalmente para organizar la Revolución Proletaria Mundial y así nació la III Internacional con el objetivo de instaurar Repúblicas Soviéticas en todo el Mundo hasta alcanzar el Comunismo.
En el I Congreso (1919) los comunistas proclamaron sus objetivos revolucionarios ante el mundo. En el II Congreso (1920) se realizó el trabajo interno, la puesta a punto del instrumento para la RPM: se elaboraron los estatutos y se dieron las condiciones de entrada en la organización, las famosas 21 condiciones, para deslindar del reformismo creando “las condiciones para la separación verdadera de los centristas, de los agentes directos e indirectos de la burguesía dentro del Movimiento Obrero” (Lenin, Carta a los comunistas alemanes).
Expuesta la nueva concepción proletaria del mundo Weltanschaaung y creado el Partido Internacional, se daba por hecho la independencia ideológica y política del comunismo por lo que en el III Congreso (1921) se pasó al trabajo práctico para idear la táctica de los comunistas que les llevaría a encabezar la Revolución en Europa y el mundo entero.
“Tenemos un ejército de comunistas en todo el mundo. Está aún mal preparado, mal organizado. Olvidar esa verdad o temer reconocerla sería extremadamente perjudicial para nuestra causa. Sometiéndonos a prueba con mayor cuidado y rigurosidad y estudiando la experiencia de nuestro movimiento, debemos instruir convenientemente a este ejército, debemos organizarlo correctamente, probarlo en todo género de maniobras, en combates diversos, en operaciones de ofensiva y retroceso. Sin esta larga y ruda escuela, la victoria es imposible” (Carta a los comunistas alemanes).

En este pasaje Lenin expresa la base de la táctica comunista: la Revolución no es lineal si no que tiene saltos y retrocesos por eso el ejército de comunistas ha de estar preparado para todas las situaciones por lo que en cuanto a táctica se refiere se muestra esa riqueza o, si se prefiere, flexibilidad que ha de tener el Partido de la Revolución, sin olvidar que toda táctica se supedita a una estrategia y a unos principios: el marxismo-leninismo.
Esta riqueza táctica se muestra en el III Congreso, en el cual se adopta la táctica del Frente Único Proletario que Lenin defendería en su discurso ante el Congreso de la Internacional Comunista, frente al dogmatismo izquierdista, como nueva táctica para ganarse a las masas explotadas para la conquista del poder. Queremos resaltar el concepto de masas, algo en lo que Lenin insistió en el citado Congreso: El concepto de masas cambia según cambia el carácter de la lucha, así la I.C. entendía por masas a la mayoría de la clase puesto que el marxismo en esos momentos era independiente ideológica y políticamente. Sin embargo en momentos de gran repliegue revolucionario y cuando el revisionismo hegemoniza el MCI (como en la actualidad), tenemos que preguntarnos ¿son las amplias masas explotadas las “masas” a las que debe dirigirse primeramente la vanguardia revolucionaria? ¿Acaso está ya conquistada la mayoría de la vanguardia proletaria para el marxismo-leninismo y está unida orgánicamente?
Tenemos pues que el comunismo se ha conformado en organización independiente (IC y sus secciones) pero ahora ha de incorporar a las masas, fusionarse con ellas en su movimiento práctico produciéndose así esa unidad de contrarios que es el Partido Leninista de nuevo tipo: vanguardia y masas. La táctica del F. U. consistía en conquistar a las masas sobre la base de sus reivindicaciones concretas e inmediatas para a través de su experiencia propia la clase obrera viese que solo los comunistas satisfacerían sus necesidades desde su dictadura de clase frente a los centristas y oportunistas que no hacían sino apuntalar la explotación asalariada. Se trataba de elevar la conciencia de la clase hasta la compresión de la necesidad el comunismo y la dictadura del proletariado desde sus luchas inmediatas donde la perspectiva de la emancipación de la clase ocupaba un papel relevante, rebasando la “conciencia en sí” para llegar a la “conciencia para sí” que es la conciencia verdadera, revolucionaria.

El Frente Único por la base o proletario consistía en esto:
“El fin y el sentido de la táctica del frente único consiste en atraer a la lucha contra el capital a una masa cada día mayor de obreros, sin vacilar en hacer llamamientos reiterados incluso a los líderes de la II Internacional y de la Internacional II ½ con la propuesta de sostener conjuntamente esta lucha. Cuando la mayoría de los obreros ha establecido ya su representación de clase, es decir, soviética, y no nacional, es decir, común con la burguesía, y ha derrocado ya la dominación política de la burguesía, naturalmente la táctica del frente único no puede exigir ya llamamientos a partidos del tipo de los mencheviques (“POSDR”) y de los eseristas (partido de los socialistas revolucionarios), pues han resultado enemigos del Poder soviético. Instaurado el Poder soviético, hay que ampliar nuestra influencia entre las masas obreras por el camino indicado más arriba y no haciendo llamamientos a los mencheviques y eseristas” Finalmente esta táctica fue desarrollada por el Comité Ejecutivo de la Komintern a finales de 1921 aprobando las 25 tesis sobre el F.U. La contradicción con la que juega el F.U. es la siguiente: (conciliación) concesiones a las direcciones reformistas para lograr la unidad y poder acceder a sus masas; y lucha contra las direcciones reformistas para desarrollar la política revolucionaria. En España como en casi todos los países, esta contradicción se rompió a favor de la lucha cayendo en un izquierdismo que alejaba al Partido de las masas pues se centraba todo en la consigna “clase contra clase” olvidando que la mayoría de los obreros estaban con los anarquistas pequeñoburgueses y con los “socialfascistas” por lo que se necesitaba cierto acercamiento, como propugnaba la consigna de Frente Único Proletario, para poder acceder a esas y atraerlas al campo de la Revolución.
Un ejemplo lo tenemos en el Manifiesto emitido por el Radio Zamora del Partido Comunista, que figura en el ANEXO. Así funcionó el PCE en los años 20, lo que se afianzó tras el VI Congreso de la IC (1928), hasta bien entrados los años 30 cuando la ofensiva de la burguesía en forma de fascismo hizo que la Komintern acometiese un viraje histórico en su táctica (que acabaría con la propia IC). Ese viraje se llamó Frente Popular.


El VII Congreso de la Internacional Comunista

El VII Congreso de la IC fue el congreso del Frente Popular. La burguesía lanzó en los años 30 su ofensiva contra el proletariado bajo la máscara del fascismo. En Alemania, Austria e Italia las dictaduras liberales habían sido transformadas en dictaduras fascistas para eliminar el peligro rojo y de paso liquidar contradicciones en el seno de esa clase parasitaria llamada burguesía.
Dimitrov decía lo siguiente acerca del fascismo: “El fascismo en el poder, camaradas, es como acertadamente lo ha caracterizado el XIII Pleno del CEIC, la dictadura terrorista abierta de los elementos reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero”. Dimitrov tenía razón pero este tipo de caracterización del fascismo era bastante simple (Evidentemente la caracterización del fascismo hecha por Dimitrov y la IC es mucho más completa pero destacamos esta pequeña cita porque está muy en boga dentro del movimiento antifascista –tanto ayer como hoy- y por sí sola denota un planteamiento pequeñoburgués y reaccionario de la cuestión que deja intacta la estructura del estado burgués) pues a la burguesía no le hace falta el fascismo para llevar el terror a las masas explotadas como demostraron los sucesos de Casas Viejas, la Semana Trágica, la revuelta espartaquista en Alemania, el exterminio de los comuneros de París… pues como ya sentenciara Marx: “La civilización y la justicia del orden burgués aparecen en todo su siniestro esplendor dondequiera que los esclavos y los parias de este orden osan rebelarse contra sus señores. En tales momentos, esa civilización y esa justicia se muestran como lo que son: salvajismo descarado y venganza sin ley. Cada nueva crisis que se produce en la lucha de clases entre los productores y los apropiadores hace resaltar este hecho con mayor claridad.” (La Guerra Civil en Francia)
Ahí va pues un sencillo análisis de clase de lo que es el fascismo:
Todo Estado es una forma de dictadura de clase. Tanto la II República española como el posterior Estado fascista eran dictaduras burguesas en las que la burguesía gozaba de la democracia mientras que el proletariado y el resto de masas explotadas sufrían la dictadura. La gran diferencia es que bajo la II República los sectores que disfrutaban de democracia era más amplia: la oligarquía, la burguesía periférica, la pequeña burguesía y la aristocracia obrera encarnada por el PSOE y la UGT. Estos últimos, como buenos oportunistas y reformistas, traicionaron a la clase obrera (como ya hicieron en la etapa de Primo de Rivera) acudiendo a la llamada de socorro de la burguesía que necesitaba ayuda ante la descomposición de su clase y de su Estado. (Esto no es algo nuevo en la historia de la lucha de clases: cuando la nobleza agonizaba se alió con sectores arribistas de la burguesía para mantenerse en el poder. Lo mismo le pasa al capital en su fase imperialista. El Estado burgués necesita a la aristocracia obrera -CCOO, UGT…- para dominar a la creciente masa de trabajadores asalariados, a pesar de que en la actualidad estos carezcan del organismo social capaz de derribar a dicho Estado.
Sin embargo bajo el Estado fascista los sectores que gozaban de democracia eran menores: la oligarquía y la gran burguesía unidas, en el caso español, a la Iglesia y el Ejército. Mientras, la pequeña burguesía y la aristocracia obrera pasaban de nuevo al campo de los sometidos, por lo que se convirtieron en aliados tácticos de la clase obrera.
Volviendo a la época del VII Congreso, todo el proletariado revolucionario de los países capitalistas tenía sobre su cabeza la espada del fascismo. Y no solo ellos, sobre la Unión Soviética estaba la amenaza de la Guerra con los Estados fascistas y los imperialistas occidentales (Francia e Inglaterra) por lo que ante esta situación la Internacional Comunista decidió pasar de la ofensiva a la defensiva pasando de izquierda a derecha bajo la táctica de Frente Único.
Hasta 1935, el Frente Único Proletario se había observado como frente único por la base o “frente desde abajo” manteniendo el enfrentamiento con “los de arriba” (fusionarse con las masas y desenmascarar a sus líderes reformistas). Pero tras el VII Congreso el Frente Único se hace como “frente desde arriba”, es decir, se va directamente a la unidad de acción con las direcciones socialdemócratas (hasta entonces amarillos y socialfascistas) para detener la ofensiva del fascismo.
“La Unidad de acción del proletariado en el plano nacional e internacional, he aquí el arma poderosa que capacita a la clase obrera no solo para su defensa, sino para una contraofensiva victoriosa contra el fascismo, contra el enemigo de clase.” Dimitrov
El “nuevo” Frente Único se va ampliando respecto al “viejo”; del proletariado revolucionario y las masas enredadas por los socialdemócratas, a toda la clase trabajadora:
“Pero las acciones conjuntas de los partidos de ambas Internacionales contra el fascismo no se limitarían a ejercer una influencia sobre sus afiliados actuales, sobre los comunistas y los socialdemócratas, ejercerían también una influencia poderosa en las filas de los obreros católicos, anarquistas y no organizados, incluso sobre aquellos que momentáneamente son víctimas de la demagogia fascista”. Dimitrov
Y al final esta ampliación sobrepasa las barreras de las clases y se convierte en un frente interclasista con la burguesía bajo la consigna de Frente Popular Antifascista.
Del frente proletario Dimitrov y la Komintern saltan al frente interclasista. Pero Dimitrov no hablaba de cualquier forma de frente interclasista sino de un Frente Popular basado en la unidad y la hegemonía del proletariado revolucionario. El búlgaro propugnaba que el Frente Popular debía crearse desde la base del Frente Único Proletario, donde los comunistas debían situarse en primera línea y ser los dirigentes de dicho Frente: el Frente interclasista debía estar nucleado por el frente clasista combinando las reivindicaciones de campesinos o pequeñoburgueses con las aspiraciones del proletariado. El mejor ejemplo de ello lo encontramos en la aplicación del programa agrario eserista por parte de los bolcheviques. O en la táctica revolucionaria en Rusia donde la clase obrera rusa hubo de situarse a la cabeza de la Revolución (tanto en 1905 como en 1917) fuese esta democrática o socialista. En la Europa prebélica, ante la amenaza del fascismo eran los revolucionarios quienes tenían que estar al frente de la lucha evitando que otros sectores la controlasen pues esto desvirtuaba al Frente Popular como táctica válida para los intereses del proletariado, como ocurrió en España:
La Rusia atrasada, bajo la influencia de una serie de factores históricos completamente originales, dio al mundo el primer ejemplo, no sólo de un salto brusco de la actividad espontánea en época de revolución de las masas oprimidas (cosa que ocurrió en todas las grandes revoluciones), sino también de la significación de un proletariado que desempeñaba un papel infinitamente superior a su importancia numérica en la población; mostró por vez primera la combinación de la huelga económica y la huelga política, con la transformación de ésta en insurrección armada, el nacimiento de una nueva forma de lucha de masas y organización de las masas de las clases oprimidas por el capitalismo, los Soviets. (Lenin, La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, Ediciones Lenguas Extranjeras Pekín, p. 97)

El Frente Popular en España

La constitución del Partido Comunista en España correspondió al modelo tipo de constitución de los nuevos Partidos que ingresaban en la IC. Ante la Revolución Socialista en Rusia el ala izquierda del PSOE abrió un debate en el seno del viejo Partido obrero que llevaría a este a plantearse su entrada en la Komintern. El centro y la derecha del PSOE se oponían, sectores ocupados por elementos pequeñoburgueses y sindicalistas profesionales. Así en 1920 acudieron al II Congreso de la Internacional los socialistas Anguiano (a favor del ingreso) y de los Ríos (en contra). Ante este “empate técnico” el PSOE, que ya había pospuesto dos Congresos sobre la cuestión, convocó un tercer Congreso, en 1921, en el que por poco ganan los reformistas. Sin embargo solo unos pocos miles de militantes se pasa al nuevo partido nacido de ese Congreso: el PCOE, que acudiría al III Congreso de la IC en 1921. Junto a este Partido, del Estado español también acudieron al Congreso el PCE (escisión del PSOE de 1920, el partido de los cien niños) y la CNT ya que en 1920 se había unido a la Profintern o Internacional Sindical Roja. La historia es bien sabida, la CNT se salió finalmente de la ISR. El PCOE y el PCE se unieron a instancias de la Sección latina de la Internacional, con la participación de hombres como Jules Humert Dorz o el italiano Graziadei. El Partido Comunista queda pues constituido en Noviembre 1921 justo cuando la IC aprueba la táctica del Frente Único Proletario.
La política de Frente Único Proletario no le fue muy bien al PCE debido a su exagerado izquierdismo de corte economicista que lo alejaba de las masas, a las que la justa táctica de la Komintern llamaba a ganarse para la Revolución Proletaria Mundial. El PCE y la CGTU apenas tuvieron repercusión en la agitada lucha de clase de los años 20 y en los 30 no cambiaría mucho la situación (el PCE crece pero sigue siendo minoritario) hasta 1934, a raíz de la Revolución de Asturias cuando los socialistas renegaban de la gesta proletaria mezclándola con esa estúpida defensa de la legalidad burguesa y la CNT simplemente hacia oídos sordos ante la cuestión asturiana. Solo el PCE mantuvo una línea proletaria y consecuente y eso le hizo ganarse el respeto de las masas revolucionarias. Así el PCE empezó a hacerse hueco entre las opciones del proletariado y justo en este momento la amenaza del fascismo y el viraje del VII Congreso hicieron que los comunistas pasasen de la lucha intransigente contra los socialfascistas del PSOE a enarbolar la unidad con la burguesía republicana frente a la burguesía fascista. Paradójicamente el PCE empezó a ganarse a las masas a costa de ir alejando el comunismo de sus objetivos, pero a pesar de este avance cuantitativo, los comunistas llegaban tarde a 1936.
El PCE de José Díaz, ya pedía en 1935 la unidad en torno a la Concentración Popular Antifascista, sin embargo tuvo un papel secundario en su creación, es más, solo por empeño de los largocaballeristas (oportunistas y demagogos izquierdistas del PSOE) entró el PCE en dicho Frente electoral pues los republicanos y la derecha socialista no querían mezclar su República capitalista con el bolchevismo. Por esto, desde sus comienzos, el Frente Popular español chocaba con el Frente Popular de Dimitrov. En su discurso ante el VII Congreso el búlgaro insistía que el F.P. debía ser producto del Frente único Proletario y que además el Partido Comunista no debía conformarse con esa alianza electoral del F.P. sino que debía desarrollar órganos de clase independientes desde los que desarrollar la táctica revolucionaria del proletariado que se llevaría a cabo desde el Frente Popular.(Sobre estos órganos de clase trataría Antonio Pertejo en sus artículos de La Revolución Proletaria) Estos órganos de clase recuerdan a los Soviets que surgieron en Rusia en 1905 y que actuaron como doble poder frente al Estado burgués, entre febrero y octubre. Así, la clase obrera del Estado español abría rebasado las podridas instituciones del régimen republicano:
Las revoluciones de febrero y octubre de 1917 determinaron el desenvolvimiento de los Soviets hasta el punto de extenderse a todo el país, y, después, su victoria en la revolución proletaria socialista. Menos de dos años más tarde, se puso de manifiesto el carácter internacional de los Soviets, la extensión de esta forma de lucha y organización al movimiento obrero mundial, el destino histórico de los Soviets consistente en ser los sepultureros, los herederos, los sucesores del parlamentarismo burgués, de la democracia burguesa en general. (Lenin, La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, Ediciones Lenguas Extranjeras Pekín, p. 97).
Otra de las políticas que se traslada desde el VII Congreso a la línea del Frente Popular en España y que ponía en entredicho un principio revolucionario, era la cuestión organizativa de la clase obrera. Como hemos venido repitiendo uno de los principios leninistas que puso en el tapete la IC en sus primeros pasos, fue la de la independencia política y organizativa de los comunistas. Esa independencia se refleja en la creación del Partido Comunista, el Partido Proletario de nuevo tipo que fusiona a la vanguardia y a las masas, que es la solución a las contradicciones entre movimiento teórico y movimiento práctico, único organismo social capaz de transformar el orden existente dando contenido material a la teoría e induciendo una dirección consciente al devenir histórico y que empezó a constituirse por todo el Mundo tras la Revolución de Octubre.
La unidad de acción que propugnaba la táctica del FUP fue reducida con el frentepopulismo a unidad orgánica, hecho que se demuestra en el “caso español”. Un ejemplo lo tenemos en Catalunya donde se unieron entre otros, el Partido Socialista y el Partido Comunista. A nivel estatal, y aún más significativo, está la creación de la Juventud Socialista Unificada a partir de la unión entre la Juventud Comunista y la Juventud Socialista. Se olvidaba ya la necesidad de la lucha ideológica en la creación del máximo sujeto revolucionario, el PC, y se creaba una organización sin principios supeditada a lo más inmediato, es decir, a la táctica. Se cambian los principios del Partido marxista-leninista por una serie de condiciones concretas (así las definía el propio Dimitrov) que quedaban bastante lejos de ser un Programa o Línea General Revolucionaria por lo que los posibles partidos que de esa unión naciesen (la JSU y el PSUC en este caso) se dedicarían a dejarse arrastrar por las necesidades del momento a falta de ese programa revolucionario.


Guerra y Revolución


El 18 de Julio del 36 estalló la Guerra Civil. Los bandos estaban ya marcados por los acontecimientos de los años anteriores. La gran burguesía quería ejercer su dictadura en solitario apartando a la pequeña burguesía y a la aristocracia obrera, reestructurar el Estado burgués para la futura reestructuración del sistema imperialista mundial (La II GM era un secreto a voces desde hacía algún tiempo). Así estos expulsados del poder se convirtieron para ese momento concreto en aliados tácticos del proletariado. Tras el golpe la II República se desmoronó en ambos lados. En la parte fascista exterminio del proletariado y sustitución de la “democracia liberal” por el fascismo. En el lado republicano, sin embargo, eran los obreros quienes tenían las armas, organizados en sus Partidos y sindicatos y fueron ellos quienes pararon el golpe fascista como en Madrid con el grandioso asalto al Cuartel de la Montaña por parte del Quinto Regimiento. Se produjeron colectivizaciones en el campo, los sindicatos impusieron el control de los obreros en gran cantidad de industrias. La legalidad republicana había sido rebasada por las masas explotadas, en pueblos y regiones se instauraban Consejos formados mayoritariamente por obreros que sustituían a las instituciones burguesas. Había pues una situación revolucionaria en el campo republicano, sin embargo la contrarrevolución aplastaba a los proletarios al otro lado de las barricadas y estaba en marcha para aplastarlo en la zona en que este podía triunfar con más facilidad. Ante el P.C. se alzaba como un muro el dilema ¿Guerra o Revolución?. A la izquierda del PC los pseudotrotskistas del POUM y la CNT (junto a la FAI) eligieron la Revolución Social como forma para ganar la Guerra. Estos pretendían luchar contra toda la burguesía sin tener en cuenta la situación de Guerra y la posibilidad de alianzas concretas y temporales con la pequeña burguesía. La posición de estas organizaciones era una posición reaccionaria pues enfrentaba a la clase obrera con sus aliados temporales (la pequeña burguesía, el campesinado medio).
El PCE optó por ponerse justo enfrente de esta táctica, apostando por hacer primero la Guerra y luego la Revolución. Pero ¿acaso esta postura era menos reaccionaria que la citada anteriormente?. El PCE con esta táctica no hizo sino apuntalar la deriva derechista a la que había sometido a la ya de por sí defensista línea del Frente Popular. Durante toda la Guerra el PCE renegó del poder, ocultó la necesidad que tenía el proletariado por hegemonizar el Frente Popular y todo su trabajo lo puso siempre a disposición de la burguesía, como ejemplo de ello está el Quinto Regimiento y el Ejército Popular. Aunque según las fuentes las cifras varían, todas coinciden en que al menos 60.000 combatientes fueron adiestrados por el Quinto Regimiento, creado y comandado por el Partido Comunista. La mayoría de estos 60.000 héroes antifascistas eran obreros y campesinos y más de la mitad (del total) eran comunistas. Sin embargo estos, y otros tantos, fueron puestos luego a disposición de un Estado Mayor formado por republicanos (algunos arribistas se afiliaron al PCE por puro oportunismo) cuya visión militar era netamente burguesa (al igual que los intereses por los que luchaban). De la implicación de las masas en la Guerra, la defensa de Madrid es un ejemplo histórico, se pasó a conformar un Ejército burgués alejado de las masas y centrado solo en lo bélico marginando lo político. Respecto a esto, en 1938, el Gobierno prohibió el proselitismo dentro del Ejército, una clara medida en contra del PC, precisamente el Partido que había creado dicho Ejército.
Otro ejemplo más de que el Ejército Popular Republicano era un instrumento de la burguesía fue la expulsión de las mujeres que fieramente habían defendido a la República, que ahora las traicionaba y las mandaba tras las trincheras, algo parecido a la situación de las mujeres de los falangistas que se quedaban cuidando a los niños. Y más de lo mismo con la lucha guerrilla, que no se organizaron tras las líneas enemigas, algo que el Ejército Rojo si hizo durante la II GM.
El abandono de la línea revolucionaria en pro del interclasismo hacía derivar también el contenido de la propaganda: la guerra se exponía ante el proletariado como una defensa de la legalidad burguesa y de la patria atacada por potencias extranjeras, como muestra un texto del camarada Vicente Uribe: Al mismo tiempo que los más consecuentes internacionalistas somos los más fieles luchadores y defensores de la República española; los más entusiastas defensores de la Patria española; los más fieles ardientes patriotas de la España democrática; los más decididos enemigos de toda tendencia separatista; los más convencidos partidarios de la Unidad Nacional, del Frente Popular, de la Unidad popular.( El problema de las nacionalidades en España a la luz de la guerra popular por la independencia de la República Española [1938])
En este texto Vicente Uribe defiende el derecho a la autodeterminación de los pueblos, pero para ello se empantana el solo en un exagerado chovinismo democrático.
Más arriba citábamos a Lenin que hablaba de “la significación de un proletariado que desempeñaba un papel infinitamente superior a su importancia numérica en la población”. El PCE era ya en 1938 la principal fuerza de la zona republicana. Tenía más de 300.000 afiliados, más de la mitad en el frente. A estos hay que sumarle los 60.000 del PSUC y la militancia de las JSU similar a la del Partido. Sin embargo el PC no modificó nunca su política de guerra, dejando para mucho después de ésta la Revolución Socialista: “hay algunos que dicen que en esta etapa debiéramos luchar por la Revolución Socialista, que lo que hacemos es un fraude… sin embargo, camaradas, estamos luchando por una república democrática, y más aún, por una república democrática y parlamentaria… sabemos que si cometiéramos el error de luchar en este momento por la Revolución Socialista en nuestro país –e incluso después de un tiempo considerable luego de la victoria- veríamos en nuestra patria no solo a los invasores fascistas, sino junto a ellos a los gobiernos democráticos-burgueses del mundo, que ya han afirmado explícitamente que, en la presente situación europea, no tolerarán una dictadura del proletariado en nuestro país” Esta cita es de Santiago Carrillo, líder de las JSU, que ya apuntaba maneras de revisionista en sus años mozos. Parece que el FP no era una alianza táctica para un momento concreto sino una estrategia a largo plazo. Pero lo peor es lo que dice al final cuando parece ser que la Revolución Socialista en España dependía de la situación europea, y más aún, de los deseos de los imperialistas del continente. Esto de “la situación internacional” era más propia de la trotskista Revolución Permanente que del marxismo-leninismo, defensor del socialismo en un solo país. Sin embargo esta tesis era aceptada por toda la IC a pesar de que en 1931 el CEIC enviaba una carta al PCE-SEIC en la que decía que: “conquistaría (el PCE) a la mayoría de la clase trabajadora mediante la dirección organizacional de las luchas reivindicativas en curso del proletariado; estas luchas, en especial la lucha económica, conducirían directamente al derrocamiento del “gobierno de burgueses y terratenientes” y al establecimiento de una “dictadura democrática revolucionaria de obreros y campesinos”. (Cita de M. Ercoli en Las Peculiaridades de la Revolución en España).

El PCE era en 1938 el Partido mejor organizado, el que mayor apoyo tenía de las masas y el que mejor había demostrado su capacidad para adaptarse a la guerra, con el ejemplo de la ya citada creación de todo un Ejército en apenas unos meses. Pero el PCE siempre esperó a que moviesen ficha sus aliados burgueses no solo dentro del Estado español sino a nivel internacional. Pues la táctica de Frente Popular se puede trasladar a la realpolitik de la URSS pues esta ante el peligro de la Alemania fascista, buscaba una alianza con las burguesías de Inglaterra y Francia. Sin duda esta cuestión influyó no solo en Komintern sino en todas sus secciones incluida la española. El PCE se mantuvo en segundo plano en cuanto al poder porque esperaba que Inglaterra ayudase a la República por lo que tenían que demostrar al imperialismo británico que el PC no iba a hacer una Revolución que trastocase los intereses británicos. Como muestra las palabras del traidor Carrillo o el olvido de la cuestión marroquí durante la Guerra ya que la independencia de Marruecos hubiese sido un golpe para la burguesía británica y también para la republicana.


Conclusiones

La táctica del Frente Popular fue una táctica justa, sin negar su trasfondo defensista y derrotista, pero fue mal gestionada por el PCE y la IC que se supeditaron a los interese de la burguesía nacional e internacional traicionando la política leninista del Frente Único Proletario. En cuanto a la cuestión Guerra o Revolución, ya hemos resumido ambas posturas y absolutizar cualquiera de las dos (como hicieron el PCE o el POUM y la CNT) fue erróneo. Cierto es que lo que primaba era la Guerra, pero la tarea de la Revolución era posible en aquel momento en que la lucha de clases llegó hasta tal punto que se convirtió en Guerra abierta entre clases. El PCE debió seguir una política militar propia aunque manteniendo su alianza provisional con la burguesía, al igual que Partido Comunista Chino era aliado del Kuomintang en su lucha contra el Japón, pero ambos hacían la Guerra conforme a sus intereses: El Partido Comunista Chino no se dejó arrastrar por la burguesía y mientras hacía la Guerra creaba Nuevo Poder en las zonas liberadas, en vez de mantener el régimen de explotación como estaba haciendo el PC en España.

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